martes, 17 de julio de 2012

¿CREES SER PARTE DE UNA IGLESIA BÍBLICA O CRISTIANA?

No olvidemos que para considerarnos una Iglesia bíblica, NO basta con cantar canciones con letras sentimentales, hacer oraciones con palabras “correctas” y que nuestras predicaciones contengan hermosas y adornadas.
Una Iglesia bíblica NO ES SOLO ESO!

Una Iglesia bíblica no mira a otros como aquel fariseo que decía:
"Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres" (Lucas 18:11).
La arrogancia y soberbia por conocer tal o cual doctrina quedan postradas ante dos preguntas:
"¿qué tienes que no hayas recibido?  Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" (1 Corintios 4:7).

Manifiesta su necesidad
Una Iglesia bíblica no solo NO se jacta de lo maravillosa que es, sino que vive en sed continua de Dios. En cada reunión hay un corazón quebrantado que clama a su Sustentador que la haga lo que debe ser.
"Hambre y sed de justicia" (Mateo 5:6) es una de sus características.
Advierte sobre las falsas doctrinas y los falsos maestros, pero sin dejar de manifestar a Dios una continua necesidad de ser ella misma, limpiada, corregida, transformada a la imagen de aquel que la creó. (Salmo 42:1)

De lo contrario podrá decir entre cantos, oraciones y sermones, cosas muy correctas, pero no deja de ser igual a aquella que decía:
"Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad". Y a la cual Jesús respondió: "No sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo" (Apocalipsis 3:16).

Reuniones o cultos emocionales  pueden ser simplemente fruto de haber leído algunos libros, ver los vídeos y copiando a otras iglesias o ir al seminario x.

Cuantos jóvenes hoy en día creen llevarse el mundo por delante porque leyeron no se qué libro o vieron todos los vídeos en Youtube de no sé qué predicador o cantante, y aunque jamás pastorearon y ni aun predicaron un sermón, ya imaginan ser los depositarios únicos de la gracia divina.

¡Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos haga reconocer la necesidad imperiosa de que no hay "hombre de Dios" sin "disciplina" de Dios y santidad  (Hebreos 12:5-11)!
¡Que sin humildad, dependencia, quebrantamiento, sed y pasión por Dios, provenientes del Espíritu de Dios y del tratamiento muchas veces doloroso del Señor, no tenemos nada!

Emocionados pero muertos
Jesús dijo de los escribas y fariseos que enseñaban la ley de Moisés:
"Todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo" (Mateo 23:1-4).
Su enseñanza era correcta, pero el problema de fondo era terrible:
"Sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera a la verdad se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23:27).

Para promocionarnos como una Iglesia bíblica NO basta con enseñar la Biblia, entonces.
Vuelvo a decirlo: Por supuesto que debemos enseñar la Biblia. Pero ser una "Iglesia bíblica" NO ES SOLO ESO.

Muchas veces he visto congregaciones que se dividen por las denominaciones y/o porque algunos congregantes ven al pastor hacer su trabajo y piensan:
"Yo puedo hacer lo mismo que él. Yo también puedo enseñar la Biblia. Y hasta tal vez mejor".
Ellos ven al pastor de la Iglesia y piensan:
"Ja… ¿Eso es todo?  Yo también puedo hacer eso".  Sin saber, en su inmadurez, que pastorear NO es solo explicar unos cuantos versículos bíblicos por reunión. ¡NO!
El primer requisito es ser llamado por Dios a esa tarea.
Luego por supuesto debes prepararte para esa tarea. PERO PARALELAMENTE ESTÁ LA FORMACIÓN DE DIOS Y LA BÚSQUEDA INCESANTE.

El verdadero pastor es una obra de Dios.
Esta es la razón por la que alguien que NO fue llamado a ser pastor o que aun no es el tiempo de que lo sea, puede imitar las predicaciones de otro, hablar con el mismo tono, copiar cada milímetro, pero todos se dan cuenta que NO es lo mismo.

Y en otros casos, el pastor fue llamado por Dios y su servicio está en el tiempo de Dios, pero simplemente se ha descuidado y la congregación que pastorea puede estar llena de palabras correctas pero su tibieza desborda por todos lados.
Cada predicación, cada canción, cada conversación, recuerda a las palabras de Jesús a la Iglesia de Laodicea:
"eres tibio, y no frío ni caliente" (Apocalipsis 3:16).

Un amor mayor que al dinero
Una Iglesia bíblica posee más amor entre hermanos que el amor a sus posesiones.
En Hechos 2:44,45 y 4:32-37. Encontramos que los cristianos compartían de tal manera sus posesiones que
"no había entre ellos ningún necesitado".
Por supuesto NO hablo de que todos los cristianos deben vivir en comunidad y compartir sus bienes. ¡NO!
Pero sí digo que ¿cómo podemos hablar de una Iglesia bíblica si no cumplimos 1 Juan 3:17,18?

Poder en la predicación
Una Iglesia bíblica predica y la Palabra traspasa y desincomoda poderosamente los corazones por el poder del Espíritu Santo.
Esto es lo que pasó cuando Pedro predicó en Pentecostés:
"Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?" (Hechos 2:37).

“La palabra griega ‘compungieron’", según John MacArthur, "significa ‘traspasar’ o ‘atravesar’ y designa algo repentino e inesperado. En un estado de congoja y profunda convicción espiritual, quedaron atónitos ante la denuncia de Pedro que los responsabilizaba de haber asesinado a su Mesías” (“Biblia de Estudio MacArthur”. Pag. 1486).

Como dijo Charles Spurgeon:
“Necesitamos una obra del Espíritu Santo de carácter sobrenatural, poniendo poder en la predicación de la Palabra de Dios, inspirando a todos los creyentes con fuerza celestial, y afectando solemnemente a los apáticos, entonces se volverán a Dios y vivirán. No deseamos el vino de las emociones carnales, sino la llenura del Espíritu. Anhelamos el fuego descendiendo del cielo en respuesta de las fervientes oraciones de los justos.
¿No podemos pedirle al Señor que desnude Su santo brazo ante los ojos de toda la gente en está época de decadencia y vanidad?”


Temor reverente
Una Iglesia bíblica está llena de temor reverente de Dios como lo estaba la Iglesia de Hechos 2:43:
"Y sobrevino temor a toda persona".

William MacDonald escribió sobre esto en su "Comentario Bíblico":
“El gran poder del Espíritu Santo era tan evidente que los corazones estaban acallados y sometidos” (Pag. 714).
Y William Hendriksen agrega:
“Un sentido de temor reverente llenó los corazones de los creyentes porque experimentaban la cercanía de Dios en medio de ellos.” (Pag. 87).

ERA DIOS HACIENDO LA OBRA QUE SOLO EL PUEDE HACER. Dios asombrando y convirtiendo.

Crece en el carácter de Cristo
Una Iglesia bíblica vive diariamente bajo los efectos de la obra llena de gracia de salvación reflejada en los 3 primeros capítulos de Efesios. Y como resultado directo manifiesta lo que Pablo dice a continuación:
"con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor" (Efesios 4:2).
Son conscientes de que todo fue, es y será por gracia, y por lo tanto soportan con gracia las debilidades de los demás; sin hacerse tampoco de la vista gorda y solapar el pecado de los que insisten en pecar.

Vida
A una Iglesia bíblica no le basta cumplir con su rutina, tradiciones y obligaciones eclesiales. ¡NO!
Ella manifiesta VIDA por donde va. Ella resplandece y contagia
"como luminares en el mundo" (Filipenses 2:15).

Oración, más que solo palabras correctas y emociones
Una Iglesia bíblica ora fervientemente como Epafras que estaba
"siempre rogando encarecidamente" por los hermanos en Colosas (Colosenses 4:12).
La palabra en griego que la Reina-Valera 1960 traduce como “encarecidamente” (“agonízomai”), es un derivado de “agonizar”.
La "Nueva Traducción Viviente" traduce: “siempre ora con fervor por ustedes”.
Y la versión Peshitta:
“siempre está trabajando por ustedes en oración”
Y esto coincide con 2 Timoteo 4:7 que usa la misma raíz de la palabra “agonízomai” y dice
“he peleado la buena batalla”.
Epafras luchaba fervorosamente en oración por sus hermanos.
Mientras nosotros, muchas veces, estamos más pendientes de decir cada palabra correcta en oración que de clamar fervorosa y agonizantemente a Dios.

Viviendo para la gloria de Dios
Una Iglesia bíblica no solo se llena la boca diciendo:
"Soli Deo Gloria" ("Solo a Dios la gloria") pero después vive una vida para sí mismo y llena de egoísmo, indiferencia y pecado.
Sino que busca vivir cada milímetro de su existencia para la gloria de Dios.

¿Cual es nuestra pasión?
Una Iglesia bíblica NO vive años hablando y hablando todo el tiempo tradiciones con palabras hermosamente adornadas y camuflajeadas de santidad. ¡NO!
Expondrá su fe, pero SU PASIÓN SERÁ CRISTO y no  tradiciones o costumbres, por útiles que sean.
Habiendo tantas doctrinas útiles, tantas enseñanzas bíblicas necesarias, tantas exhortaciones, reprensiones y consolaciones que todos necesitamos escuchar, ¿qué es lo que nos hace concentrarnos desmedidamente en solo una?
¿Tal vez el orgullo?


¿Puede suceder que amemos más el estudio de una sola  doctrina que al mismo Cristo y toda su bendita Palabra? Jesús dijo de ciertos judíos: (Juan 5:39).

El Espíritu Santo
Una Iglesia bíblica se
"acrecienta fortalecida en el Espíritu Santo" (Hechos 9:31).
Debo reconocer que por la cantidad de veces que oí a personas pedirle al Espíritu Santo o que vi cometer excesos en su nombre, la sola mención del Espíritu Santo, en mi caso, no está libre de los malos recuerdos.
Pero como escribió F.B. Meyer:
“Nada puede compensar a la Iglesia, o al cristiano individual, la ausencia del Espíritu Santo. Lo que es el flujo de agua a la rueda de molino, es el Espíritu Santo a la Iglesia. Lo que el principio de vida es al cuerpo es el Espíritu Santo al individuo. Estaremos impotentes y avergonzados ante la presencia de nuestras dificultades y enemigos hasta que aprendamos lo que él puede ser, como una poderosa marea de amor y poder en los corazones de los santos”

Conclusión
Y seguramente a ustedes Dios les mostrará más aspectos de lo que significa ser una Iglesia bíblica o cristiana.

Pero yo, ya con estos, quedo humillado y rogando ser parte de una Iglesia bíblica.