lunes, 28 de abril de 2014

¿CÓMO ESCAPAREMOS NOSOTROS, SI DESCUIDAMOS UNA SALVACIÓN TAN GRANDE?

¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" Hebreos 2:3

Un día en una biblioteca encontré un libro de pinturas donde se representaban escenas del famoso fresco que el genial Miguel Ángel realizó para la Capilla Sixtina en el Vaticano. Entre todas ellas hubo una que llamó de manera particular la atención de mi mente infantil (cuando era niño): Representaba a una persona que, siendo arrastrada por diablos al abismo del infierno, reflejaba en su rostro todo el terror y la desesperación de la terrible realidad eterna a la que se enfrentaba tras una vida de rechazo de la salvación que  Yeshúa de Nazaret nos ha ofrecido gratuitamente.

¡Qué terrible realidad a la que se despertarán muchos tras la muerte!: habiendo creído burlarse de Dios, o simplemente vivir una vida de indiferencia religiosa respecto de Él, un día morirán y descubrirán que sus burlas, o sus creencias religiosas particulares, o su desprecio de las cosas que Dios nos ha manifestado por medio de Su Hijo, no les servirán de excusa ya que habrán sido condenados al no creer en el Hijo de Dios: Yeshúa de Nazaret.
La Biblia nos advierte en varios sitios de manera solemne sobre esta cuestión. Yo mencionaré una que el otro día interpeló mi corazón en mi lectura cotidiana de las Escrituras.
El Salmo 50 habla del juicio de Dios sobre las naciones, y al respecto quisiera llamar su atención sobre algunos aspectos particulares que como creyentes solemos pasar por alto:

Los versículos 1 al 5 hablan de como Dios convoca a toda la Tierra (y deja bien claro que son tanto los justos, Su Pueblo, como los impíos) en el día del Juicio final: "El poderoso Dios, el SEÑOR, ha hablado, y convocado a la tierra, desde el nacimiento del sol hasta su ocaso" (v. 1) y "El convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra, para juzgar a su pueblo" (v. 4).

Posteriormente habla a Su pueblo y le reconviene por causa de una religiosidad vana, de domingo. Habla a un pueblo que solo Le honra de labios y formalmente, sin haberle entregado sus vidas: "No te reprendo por tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí" (v. 8) y "Ofrece a Dios sacrificio de acción de gracias, y cumple tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás" (v. 14-15).

Inmediatamente después se dirige a cierto tipo de personas que, siendo réprobos e impíos han hablado y obrado en Su Nombre al mismo tiempo que no obedecían a Su Palabra (pecado contra el primer mandamiento), que practicaban el robo (pecado contra el 8º Mandamiento), el adulterio (pecado contra el 7º Mandamiento) el falso testimonio y la crítica contra los Hijos de Dios (pecado contra el 9º Mandamiento): "Pero al impío Dios le dice: ¿Qué derecho tienes tú de hablar de mis estatutos, y de tomar mi pacto en tus labios? Pues tú aborreces la disciplina, y a tus espaldas echas mis palabras. Cuando ves a un ladrón, te complaces con él, y con adúlteros te asocias. Das rienda suelta a tu boca para el mal, y tu lengua trama engaño. Te sientas y hablas contra tu hermano; al hijo de tu propia madre calumnias." (v. 16-20).

¿Aborrece Ud. la disciplina y la corrección o no la aplica en su asamblea? ¿Echa Ud. las palabras de Dios "en saco roto"? ¿Es Ud. ladrón? ¿Se asocia con los adúlteros en sus prácticas o en sus conversaciones y manera de vivir? ¿Da Ud. falso testimonio de otros hermanos?

Y sigo con otros mandamientos:

¿Somos idólatras? ¿Adoramos a esculturas o imágenes? ¿Ponemos nuestra confianza en algo más que YAHWEH (Dios)? ¿Tomamos a la ligera el Nombre de Dios? ¿Lo ponemos en nuestras bocas y pretendemos hablar de Él como si le conociéramos mientras vivimos como nos da la gana al margen de Sus mandamientos? ¿Guardamos el día de reposo? ¿Nos llamamos miembros de una congregación o iglesia y no ponemos por obra las Sagradas Escrituras o somos como mariposas espirituales que vamos de flor en flor?, ¿Honramos a nuestros padres? ¿Somos envidiosos y codiciosos? ¿Somos pedantes, soberbios y presumidos? ¿Nos consume la concupiscencia de lo que deseamos y no nos es lícito tener?

Estas personas, nos dice la Biblia, serán condenadas por su falta de temor de Dios y por haber vivido unas vidas "religiosas" (incluya Ud. aquí la suya si quiere) habiendo al mismo tiempo vivido como si Dios no existiese o como si Dios fuese indiferente a su estilo de vida. Son lo que yo definiría como "ateos en la práctica": Pueden creer en Dios y en Su Hijo, e incluso profesar ser cristianos, pero viven en la práctica como consecuentes ateos:"Estas cosas has hecho, y yo he guardado silencio; pensaste que yo era tal como tú; pero te reprenderé, y delante de tus ojos expondré tus delitos" (v. 21).

Y en otro sitio: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" Mateo 7: 22-23.


Y en otro sitio: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" Mateo 7: 21.

La salvación es solo por gracia por medio de la fe puesta en Jesucristo (YESHÚA). Sin embargo por lo que cuenta la Escritura, ¿no podría ser que muchos que quizá creamos ser salvos nos estemos engañando y no seamos sino unos réprobos que estemos jugando a ser cristianos y estemos tentando a Dios poniendo Su Palabra en nuestras bocas pero apartándola de nuestros corazones y ponerla en práctica?

"Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros" Romanos 2:24.

Recuerde:
"¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" Hebreos 2:3.