Al examinar el titulo de este movimiento mundial que se propone como método de iglei-crecimiento, a la luz de la palabra de Dios, lo encuentro totalmente anti-bíblico. Pues el desarrollo de la Iglesia no es natural sino que depende de la providencia divina ordenando los medios y las circunstancias para que todo lo que ha sido determinado de antemano se cumpla.
Los incautos que le dan la bienvenida a este sistema de iglei-crecimiento son “ministros” que no creen en los propósitos soberanos de Dios, y consecuentemente con eso caen en el trágico error de pensar que el brazo de carne puede añadir piedras vivas al edificio espiritual que es la Iglesia de Cristo, pues el humanismo que los embarga no les permite ver que cada piedra viva que compone este edificio espiritual, es colocada en ese edificio conforme al propósito eterno de aquel que hace todas las cosas según el puro afecto de su voluntad.
Están tan ciegos que no pueden entender las sencillas palabras del señor Jesucristo: ¡edificare mi iglesia!
No pueden ver que él es el que da vida, y él es el que coloca cada piedra viva en su edificio espiritual que es la Iglesia.
No pueden entender las sencillas palabras del edificador que ha prometido, ¡todo lo que el Padre me da vendrá a Mi!
El nos ha encargado predicar su evangelio a toda criatura, su Iglesia debe proclamar fielmente el mensaje ese es el único modelo que Dios convalida, y cuando la palabra de Dios es predicada el Espíritu Santo llama eficazmente a todos aquellos que han sido elegidos. Pues escrito esta:
1Co 1:22-24
22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
Aquí dice claramente: ¡mas para los llamados, así judíos como griegos Cristo poder de Dios! Ese es el único método que conformara el edificio de piedras vivas, los métodos humanos, no traerán piedras vivas sino solo un montón de escombros y pedregullo.