jueves, 3 de septiembre de 2020

LA SANGRE

   Precioso el Señor en su valor por amor a nosotros dando Su Vida, Su Sangre, Su Espíritu, por nosotros, y es que no tenía otra solución para salvarnos de la existencia en la soledad, aislados de disfrutar una relación con Él, porque el hombre había elegido vivir sin el Esposo de su alma, Amigo, Creador y Padre.

La reflexión viene cuando hay que explicar por qué no había otro recurso para el mismo Dios que venir a nuestro sistema, y entrar en un cuerpo terrenal, si Él es el que establece las leyes de la creación.
Pues bien, acudiremos a dos fuentes de información: la Biblia y la ciencia. La ciencia nos explica que la sangre es el componente vital y esencial para la vida, que transporta oxígeno, minerales, proteínas, grasas, vitaminas, etc, para que todos los miembros del cuerpo desarrollen sus funciones, y vivamos. Sin este líquido estamos muertos. La Biblia dice: ...Pero carne con su vida, que es su sangre... Génesis 9:4 y ...Porque la vida de la carne en la sangre está... Levítico 17:11. La vida de la carne está en la sangre física, pero la vida de la carne para resurrección eterna está en la Sangre de Cristo física, como expiación, pero en el Espíritu Santo, que es la Sangre Espiritual, y la Vida eterna de nuestras almas. Este es el simbolismo espiritual de la Sangre de Cristo con el Espíritu Santo: La Vida.

Cuando Jesucristo derrama Su Sangre por nosotros, está, no solo cumpliendo la expiación del lavamiento de los pecados y la profecía, no solo está haciendo que se cumpla la Ley de Dios, es más que esto; veamos a Cristo antes de la Ley del monte Sinaí, dice La Escritura que Él fue inmolado desde el principio del mundo, (Apocalipsis 13:8.) Jesucristo es Dios y hombre al mismo tiempo mientras está en la Tierra, pero al morir en la cruz está muriendo la carne, pero al mismo tiempo en la dimensión que no vemos, en la espiritual, Jesucristo está dando Su Vida-Sangre Espiritual; me explico: el cuerpo carnal tiene la sangre que corre por las venas, pero el cuerpo espiritual tiene al Espíritu que corre por el alma. Cristo derrama el Espíritu Santo para que corra por nuestras almas, secas y muertas, donde nuestro espíritu, al creer en Él, es hecho uno con el Espíritu Santo y se nos da una nueva vida, la vida eterna. Podrán comprender que esta vida se empieza a vivir desde el mismo momento en que se Le recibe como Salvador y Proveedor de la Vida.

La Sangre de Cristo, o la nuestra, no es una persona, pero el Espíritu Santo sí lo Es, y ésta es la diferenciación que no debemos perder, porque el Espíritu Santo es nuestro consolador, guía, amigo, nos lleva a toda verdad, se le puede ofender, y la blasfemia contra Él no tiene perdón. Es el mismo Dios en Su esencia, porque dice: ...Dios es Espíritu... Evangelio según San Juan 4:24.
Jesucristo ha vencido a la muerte espiritual, Satanás ya no tiene potestad sobre un cuerpo espiritual donde gobierna la Vida: ...Yo soy la Verdad y la Vida... dice Cristo en el Evangelio. Me imagino que ahora se puede comprender la existencia de la resurrección, se puede comprender la unidad de las hasta ahora llamadas "tres personas de La Trinidad" mejor diríamos tres facetas de Dios, es La Misma Persona, aunque nos sea difícil comprender el cuerpo espiritual que es omnipresente, a diferencia del carnal que no concebimos por separado, la sangre, el cuerpo, y la mente, que deben estar unidos. En el cuerpo espiritual no debemos tampoco separar al Padre del Hijo y del Espíritu Santo, que en cada faceta desempeñada es la misma persona de Dios, porque Dios que son Uno.

La Santa Cena ahora cobra el sentido de celebración y de alegría que debe tener entre los que son cuerpo de Cristo por Su Sangre, por Su Espíritu. Es en La Santa Cena cuando estamos anunciando que tenemos la Vida de Dios en nuestras almas, que Cristo ha vencido a Satanás en nosotros y que por lo tanto, nuestra alma es de Dios. Él puede hacer que nuestra carne sea también de Dios mientras estamos en el mundo, por la oración al Espíritu Santo, para que fluya Él en nosotros, en nuestras almas.

Monte Calvario en la Tierra, al mismo tiempo Monte Calvario espiritual en el Cielo o dimensión espiritual. En la Tierra se derrama la Sangre de Cristo, en el Cielo, la dimensión eterna, se derrama y se llena del Espíritu, es en esta región espiritual y eterna, que contiene a la temporal, donde Dios tiene la victoria y donde Cristo recupera para nosotros la situación que teníamos con Él en Edén.

Que la Sangre de Cristo sea vuestro vestido y vuestra unción ya que fluye por vuestras almas, por las venas o cavidades espirituales, en vosotros que sois el templo del Espíritu Dios.
En 1 Juan 3:16 y 17 se nos invita a poner nuestras vidas por los hermanos, y queda claro que el sentido no es el de sangre, (que serviría para prolongar la vida terrenal un poco más de tiempo, si no transmitimos nuestras propias enfermedades, aunque a veces hay que correr el riesgo para salvar una vida temporal), pero centrémonos en el asunto que nos ocupa, poner nuestras vidas, significa poner nuestro espíritu, nuestra alma, mente y nuestra vida para que al pensar en los demás hermanos que viven en la lucha de Dios, como nosotros, de difundir el evangelio, podamos orar, y ofrecernos a nosotros mismos para compartir esa carga del yugo de Jesús que entre todos llevamos con Él y por supuesto estar ahí cuando te necesitan, y ayudar en las cosas de esta vida, ...si no cómo morará el amor de Dios en nosotros...

Es pues la Sangre de Cristo la que nos limpia de pecado, (de nuestra vida sin Él), y es pues la Sangre de Cristo también simbólicamente el Espíritu Santo, la nueva Vida, Sangre, de nuestra alma, y hace que nuestra alma cambie para que le amemos a Él, y compartamos con Él nuestra vida. Que Dios viene a hacer morada en nosotros porque Él nos hace uno con Jesucristo, como Él es uno: El Padre, El Verbo y Su Espíritu Santo, y estos tres son Uno en tres diferentes formas de actuar; Yahshuah.

...La vida es el espíritu y el Espíritu es la Verdad. ...Porque tres son los que dan testimonio en el cielo; el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua, y la sangre, y estos tres concuerdan... Cuando se siente el Espíritu llenar tu alma como si corriera por tus venas y llenara tu mente y sientes que Él en ti y tu en Él os fundís en uno, entonces toma sentido la obra de Jesús, el Cristo, el que escribe sus leyes en nuestras mentes y en nuestros corazones, leyes espirituales y eternas, tal como Él mismo nos dijo en el Evangelio. Esta es la esencia del Evangelio.

Que el Señor de Gloria os bendiga muy grandemente. Con ósculo santo.
Romanos 8:16
1 Corintios 6:19
Hebreos 9
1 Juan 5:6 en adelante.