Aunque la tendencia
que vemos en la mayoría de las Iglesias es a que los pastores traten de
mantenerse alejados de los "temas controversiales", como los de
Daniel y Apocalipsis, la Biblia no parece seguir la misma trayectoria.
Al parecer, a Jesús,
a Pedro, a Juan, a Pablo, a Daniel, a Ezequiel y a otros escritores bíblicos,
no le importaba mucho poner su dedo al viento y ver hacia dónde se dirigía,
para junto al viento, zarpar y junto al viento navegar. Así no "ofenderían
a nadie".
En Mateo 24, el mismo
Jesús, a quién tantos hoy aclaman como su líder y guía (en todo, menos en
enseñar sobre lo poco que le queda a la humanidad y a la necesidad de
arrepentirse), dijo que un los últimos días habría guerras y rumores de
guerras. Jesús enseñó que si no fuera porque Dios acortara los días, hasta los
salvos pereceríamos.
Por su parte, Pablo
(quién nunca fue muy popular - y hoy tampoco lo es entre muchos pastores que
prefieren pasarse el año dándole a sus iglesias porciones repetidas de prosperidad,
bienestar y auto estima), nos habla de que estos serían "tiempos
peligrosos". 2 Timoteo 3:1.
¡Nos
dirigimos hacia guerras de alcance mundial!
Hace apenas 100 años,
decir que un día una guerra terminaría con ¼ parte de la población mundial,
parecía una locura. Decir que las armas con que Gog atacaría a Israel serían
tantas que cuando se asomaran al horizonte israelí parecerían más un
"nubarrón" también parecía una locura y una exageración bíblica. Pero
como siempre sucede, en 1945, de repente, inventan una bomba que en efecto,
puede matar a millones de personas en sólo minutos. De repente, en un lapso de
unos 30 años, las naciones crean aviones, radares, misiles, drones, etc., que
en efecto, pueden aniquilar millones de personas o soldados en horas. Es que a
Dios nunca le ha preocupado la miopía futurista del hombre. ¡Pero no
aprendemos!
El
reloj del fin
En 1947 unos
científicos inventaron un reloj que llamaron Doomsday Clock que
trataría de inferir cuán cerca estábamos de una conflagración mundial en que la
raza humana estuviera a punto de auto-aniquilarse. El primero de esos relojes
se colocó faltando siete minutos para la media noche. La media noche
representaba la destrucción de la tierra mediante un enfrentamiento nuclear. A
partir de esa fecha, las personas encargadas de ajustar el reloj, hacia
adelante o hacia atrás, han llegado a mover la aguja hasta faltando dos minutos
para media noche. La crisis de los misiles en Cuba, fue uno de esos momentos
críticos.
Conforme más naciones
pobres, grupos terroristas, y compañías privadas se hacen de armas de
destrucción masiva, más probable es que se mueva la aguja minutero hacia la
temida media noche. Cuando tenemos naciones como Pakistán, India, China, Rusia
y ahora Irán con capacidades nucleares reales, desarrollando más y más
tecnología armamentística cada día, aún cuando grandes sectores de su población
muere de hambre, los que manejan el reloj no tienen alternativa que mover la
aguja hacia adelante, en vez de hacia atrás.
Nos
hemos acostumbrado
Asombrosamente, en
estos momentos, el reloj se encuentra faltando seis minutos para la media
noche. Nos hemos acostumbrado a creer las mentiras de los que dominan los
medios de comunicación y el falso sentido de seguridad nos ha hecho creer que
ningún loco se atrevería…
El
único que importa es el reloj de Dios
Eso lo hacen los
seres humanos. Eso lo hacen los que no echan mano a Apocalipsis o a Daniel.
Esos cálculos lo hacen hombres que piensan que en realidad no existe un mundo
espiritual que es más real que el físico en que vivimos. Eso lo hacen hombres
orgullosos que creen que en verdad, ellos son los que hacen camino al andar.
Hombres materialistas, inteligentes y sabios en su propio parecer, hombres idólatras
de aves, libros, otros hombres, ideas. Hombres vanagloriosos, que se han
reunido para buscar consejo, pero el único consejo que escuchan y atienden es
el de ellos mismos.
El reloj de Dios está
haciendo Tick-tack y nunca se ha detenido. Ese reloj, el que tiene que ver con
el cumplimiento del plan divino para la salvación de la humanidad y derrota del
plan satánico, el reloj que alegremente marcó el día en que nació el Salvador
de esa humanidad perdida, ese reloj no se ha detenido. ¡Ese es el único que
importa!
El
reloj de Dios es Israel
Aunque la Biblia es
el libro que más se ha vendido en la historia (6 millones de millones de
copias), que se ha sido traducido a más idiomas que ningún otro, la Biblia se
centra en un diminuto pueblo, un pueblo maltratado, sufrido, abusado y odiado
por la mayoría. Un pueblo invadido, pillado, derrotado y vilipendiado por la
mayoría en todos los tiempos. Ese pueblo se llama Israel. En lo que tiene que
ver con el reloj de Dios...
Israel
es el motor que traza la pauta de cómo y a qué velocidad se mueven la minutera
hacia la media noche.
De hecho, la Biblia
menciona a otras naciones solamente si convergen histórica o
geográficamente con Israel. Entonces, yo pregunto… ¿Deseas saber qué hora es?
Mira a Israel. Ahí
está la clave. Ahí está la niña de los ojos de Dios. Israel y el Monte
Moriah en Jerusalén, son el centro del universo!
¿Nacerá
una nación en un día?
El 15 de mayo de 1948
nació una nación. Ese día siempre se esperó con mucha expectativa en los anales
bíblicos. En el reloj de Dios, el día que nació Israel es como si dieron las
11:45 de la noche. De ahí en adelante, faltarían minutos, solo minutos para
poner fin al orgullo humano:
"Como
incienso agradable os aceptaré cuando os haya sacado de entre los pueblos y os
haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré
santificado en vosotros ante los ojos de las naciones. Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé
mi mano jurando que la daría a vuestros padres". Ezequiel 20:41-42.
Rusia, Inglaterra,
Egipto, Siria, Irán, los países europeos, todos son mencionados en la Biblia,
todos han tenido su "minuto" en el reloj de Dios, sola y
exclusivamente porque han tenido que ver con Israel. De no ser así, a Dios, lo
rico, lo importante, lo armadas que estén esas naciones, no le importa. Israel
es el centro del universo. Duélale a quién le duela. Esté usted de acuerdo a
no. Admítalo su presidente o no. Créalo su religión o no. Lo predique su pastor
o no.
Por ejemplo, el día
que EE.UU. eligió a Barack Obama como presidente, ese día se le acabó su
"minuto" en el reloj de Dios a Estados Unidos. Este país, que tan
importante ha sido para Israel, que tan clave aliado ha resultado a través de
la historia reciente, hoy le está dando la espalda al único país que garantiza
que Dios lo continúe bendiciendo.
Ezequiel profetizó
que el reino de David sería dividido (Ezequiel
37:21-22), que Jerusalén sería reconquistada en la Guerra de los 6 días Zacarías 12:2-3, que los judíos
regresarían a su patria después de estar desterrados (no confundir con las
profecías que tratan sobre el regreso del cautiverio de Babilonia) Jeremías 29:14, que reconstruirían sus
ciudades Amos 9:14-15 y que harían
de su tierra una fértil y abundante otra vez Ezequiel 36:30.
“¿Quién oyó cosa semejante?
¿Quién vio tal cosa?
¿Concebirá la tierra en un día?
¿Nacerá una nación en un día?
Pues en cuanto Sión estuvo de parto,
dio a luz a sus hijos." Isaías 66:8.
Abra mañana el periódico local y si no hay una
historia sobre Israel, échelo a la basura, porque no está reportando lo único
que todo el mundo, profundamente, sabe que importa para concluir el capítulo de
la redención de la humanidad: Israel.
Autor: Lic. Dawlin A. Ureña