Hebreos 9:12 “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”.
Algunos, en su menoscabo hacia esa sangre, o simplemente por el afán de no ofender a sus oyentes, no mencionan esa bendita palabra: SANGRE, sino que a la hora de hablar de la obra redentora de Cristo, la sustituyen todo el tiempo por palabras muy bíblicas también, como “cruz”, “madero”, “sacrificio”, etc.
Pareciera como que no les gustara la palabra “sangre”; y sin embargo sólo por el derramamiento de esa preciosa sangre, y por ella misma, somos perdonados y justificados por Dios Padre, todos los creyentes, habiéndonos sido perdonados todos los pecados.
1 Pedro 1:2 “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la Sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”.
Apocalipsis 1:5 “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”
Hebreos 13:12 “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”.
Solamente en el libro de Hebreos, hay 13 alusiones directas a la sangre, la única que limpia los pecados, la sangre de Cristo.
En el N.T. existen como poco, 38 versículos que nos hablan directamente y sin posibilidad alguna de mal entendimiento, de la sangre de Cristo.
La sangre, real
Es la sangre física, real, derramada de Jesús la que nos salva. No es esa sangre un mero símbolo, sino una realidad completa: Romanos 5:9 “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” .Si Cristo de forma voluntaria, no hubiera ido a que derramaran Su sangre hasta la muerte, no existiría tal cosa llamada cristianismo, pero es más, no habría salvación posible para la humanidad. El concepto sobre la sangre de Cristo, es este: El dio Su vida por nosotros.
“…porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Co.5:7)
Fue Su vida por la nuestra. Esa fue la manera justa por parte de Dios de hacer misericordia.
Romanos 3:25 “[Cristo] a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”.
A nosotros los humanos, nos escandaliza el hablar de derramamiento sangre, pero nos olvidamos de que para Dios, lo que es especialmente, no sólo escandaloso, sino absolutamente aborrecible, es el pecado, por el cual Su Hijo dio su sangre en la cruz del Calvario.
Necesitamos que el Espíritu Santo nos haga comprender mejor y en profundidad, qué tan monstruoso es el pecado.
El beneficiario de esa preciosa sangre, es aquel que permanece en Él, es decir, aquél que es verdadero cristiano.
¿Qué hace la Sangre de Cristo?
Empecemos viendo que es lo que NO hace:
1) La Sangre de Jesucristo no es un amuleto o fetiche
(Hebreos 9: 19-22) “Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, 20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. 21 Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. 22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”.
Muchos enseñan y practican el rociar con aceite todas sus pertenencias como si fuera un sustituto de la sangre de Cristo, y se acogen a esas palabras de arriba de Hebreos para tal efecto, ¿Es ese hacer, bíblico? No, no lo es. La sangre de Cristo, aún en símbolo o presunta sustitución por el aceite, no es para ese menester.
Nótese que Moisés, por mandato divino, solamente usó de sangre de animales (única sangre disponible en aquel entonces), no para rociar sus pertenencias, o la de otros, sino para rociar los utensilios santos, dedicados a Dios.
El N.T. nos habla de un rociar en el cual todos los verdaderos creyentes hemos participado en el momento mismo de la conversión. Ese rociamiento es el de la sangre de Cristo sobre nosotros, porque somos propiedad de Cristo. Eso es todo:
(1 Pedro 1:2) “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y SER ROCIADOS CON LA SANGRE DE JESUCRISTO: Gracia y paz os sean multiplicadas”.
Es Dios quien lo hace, no nosotros. Eso también implica que la salvación es Suya, y no tiene el hombre participación activa en ella.
¿Cubriéndonos a cada momento con la sangre de Cristo?
La Sangre de Cristo no es una “fórmula mágica”.Muchos tienen la impropia costumbre de declarar a cada momento el cubrirse con la sangre de Cristo. No es necesario hacer eso, ya que además roza una actuación propia del paganismo. Todos los cristianos hemos sido rociados con la sangre de Cristo (1 Pr.1:2), por eso somos cristianos; es decir, somos de Cristo. Esto implica pertenencia a Cristo y vía de santificación.
Muchos tienen la impropia costumbre de constantemente lanzar la sangre de Cristo contra el diablo, diciendo algo así como “la sangre de Cristo contra ti”, etc. Aunque siempre podemos recordarle al diablo que estamos rociados con la sangre de Cristo (cosa que de todos modos él ya sabe), no hay que usar ese término impropiamente.
La sangre de Cristo no es un amuleto ni un fetiche, ni una “fórmula mágica”.
LO QUE SÍ HACE LA SANGRE DE CRISTO:
1) La Sangre de Cristo es el nuevo pacto de Dios hacia los hombres:
(1 Corintios 11:25) “Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí”
2) Por la Sangre de Cristo se hará la paz en el contexto de la reconciliación Suya de cara a todo lo creado:
(Colosenses 1:20) “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
3) Por la fe en Su Sangre, Dios manifiesta su justicia en el creyente:
(Romanos 3: 25) “Por la fe en Su sangre, manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”
4) Justificados por Su Sangre, seremos salvos de la ira de Dios:
(Romanos 5:9) “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”.
5) La Sangre de Cristo es vida para el creyente:
(Juan 6: 53) “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”.
6) La Sangre de Cristo da la vida eterna:
(Juan 6:54) “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”
7) La Sangre de Cristo es verdadero alimento espiritual:
(Juan 6:55) “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”.
8) La Sangre de Cristo hace permanecer en Cristo y Cristo en el creyente:
(Juan 6:56) “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”
9) Por la Sangre de Cristo, los gentiles alejados de Dios en este mundo fuimos hechos cercanos:
(Efesios 2:13) “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”
10) Con su Sangre ganó Cristo Su Iglesia:
(Hchs.20:28) “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”
11) La Sangre de Cristo limpia las conciencias de obras muertas:
(Hebreos 9:14) “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
12) Tenemos libertad por Su Sangre, y perdón de pecados:
(Efesios 1:7) “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.
13) Por la Sangre de Cristo tenemos el perdón de pecados y hemos obtenido eterna redención, y hemos sido santificados:
(Hebreos 9:12) “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”.
(Colosenses 1:14) “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”
(Hebreos 13:12) “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”.
(Apocalipsis 1:5) “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.
(Apocalipsis 5:9) “y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.
14) Por la Sangre de Cristo tenemos limpieza de todo pecado confesado:
(1 Juan 1:7) “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
15) Por la Sangre de Cristo obtenemos la victoria sobre el diablo y sus huestes:
(Apocalipsis 12: 11) “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos…”