Los grandes profetas hebreos no lo fueron porque vaticinaban sucesos futuro, sino porque exigían al pueblo una obediencia radical a la voluntad de Dios.
Es posible usar términos bíblicos, pero con sentido pagano. Eso pasa, por ejemplo, con los términos "alma" y "espíritu", que se suelen interpretar platónicamente en vez de bíblicamente.
Ocurre también con el malentendido de "profecía" y "cumplimiento" entre casi todos, incluso los evangélicos.
En nuestro tiempo, con una abundancia nunca igualada de profetas y seudo-profetas, es urgente aclarar bien el sentido de estos dos términos.
No es fácil, ni mucho menos automático, poder entender los términos bíblicos en el mismo sentido que sus autores. Con la palabra "iglesia", por ejemplo, nadie de tiempos bíblicos hubiera pensado en un edificio, ni en una organización ("Iglesia Bautista" o "Iglesia Metodísta") sino mayormente en la asamblea como reunión, el acto de reunirse.
Es obvio que con las palabras "misionero" (extranjero) y "misión" ("La Misión Latinoamericana") pasa lo mismo. Este desafío tampoco se cumple con superficiales referencias a los idiomas originales ("En griego esta palabra significa..."). La tarea, más bien, es entrar en el mundo de los autores bíblicos y comenzar a pensar junto con ellos, como ellos pensaban, lo más que nos sea posible.
Ese esfuerzo nos puede traer grandes sorpresas. Tal es el caso con los términos "profecía" y "cumplimiento". Veamos...
LA PROFECÍA
Si pregunto a cualquier grupo de personas hoy, "¿qué entienden ustedes por profecía?", me darán la misma respuesta: profetizar es predecir sucesos futuros. De hecho, eso ocurría entre los profetas bíblicos.
Dios conoce el futuro y puede revelarlo cuando él quiera. Pero entender eso como el significado y la esencia del don profético, es más bien el concepto pagano de la profecía, como la practicaban los famosos oráculos griegos, o Nostradamus, el horóscopo y muchos adivinos hoy. Generalmente resulta ser adivinación, que la Biblia condena, y no verdadera profecía.
Para entender bien la profecía, debemos comenzar con el testimonio bíblico.
Abraham es la primera persona que la Biblia llama "profeta" (Gén 20:7), no por predecir el futuro (cosa que nunca hizo) sino porque podría interceder por Abimelec.
El fundador del profetismo, y prototipo para todo profeta después, hasta hoy, es Moisés (Deut 18:15), pero él tampoco se dedicó a vaticinar el futuro. Moisés fue profeta porque trajo al pueblo la Palabra de Dios, con todas sus implicaciones y exigencias éticas. Aun el texto donde Moisés se llama profeta, y que siglos después se entendía como profecía predictiva del Mesías, en su contexto original es una amonestación contra la abominación de la adivinación (Deut 18:9-15).
Los grandes profetas hebreos tampoco fueron profetas porque vaticinaban sucesos futuro, sino porque exigían al pueblo una obediencia radical a la voluntad de Dios. Su función era denunciar el pecado y la injusticia, llamar al arrepentimiento, y anunciar la voluntad de Dios.
En su brillante libro, "La lectura eficaz de la Biblia" (Editorial Vida, 1985), Gordon Fee y Douglas Stuart han confirmado este hecho demostrando que de los escritos proféticos del Antiguo Testamento, no más de cinco por ciento tiene que ver con cosas futuras, aunque sean a pocos años (caída de Samaria, de Asiria, de Babilonia, etc).
Además, apenas dos por ciento es mesiánico (o sea, llega hasta Cristo) y menos de un por ciento puede considerarse aun futuro para nosotros hoy. Y es justo mencionar que Fee y Stuart son evangélicos bíblicos, sin la menor intención de negar lo predictivo.
Si sólo cinco por ciento de los escritos proféticos trataba del futuro, ¿de que se trataba el otro 95 %? Para saber, sólo hay que leerlos. Se trataba del pecado y la injusticia social, económica y político. Se trataba de la discriminación contra el pobre, el forastero, la viuda y el huérfano. Se trataba de la hipocresía y la idolatría del sistema en que vivía Israel. De hecho, la pequeña parte que es predictivo también llama a sus oyentes a arrepentirse y hacer la voluntad de Dios. El futuro les interesa a los profetas sólo en función del presente.
El profeta no lo es porque vaticina el futuro, ni deja de serlo si no vaticina nada. Amós no profetizó nada del futuro remoto, más allá de la destrucción de Samaria por su corrupción e incumplimiento del pacto. Amós pronunció una palabra tronadora contra Israel, Judá y las naciones circunvecinas (Amós 1:3-2:6).
Los profetas no siempre vaticinaban el futuro, porque eso no era su tarea esencial, pero ningún profeta nunca se calló la voz ante la injusticia. ¡Eso es ser profeta!
EL CUMPLIMIENTO
Entre un idioma y otro, los términos nunca son totalmente idénticos, sino sólo son más o menos parecidas. Las palabras en cualquier lengua tienen muchos significados interrelacionados que pocas veces se separan entre sí.
Por ejemplo, "cumplir" en castellano significa muchas cosas distintas: cumplir la ley, cumplir con una promesa, cumplir años (o una sentencia en la cárcel), pero en español "cumplir" no puede significar "llenar" (un vaso de agua por ejemplo), que es el sentido básico de sus equivalentes en hebreo (MaLaA) y griego (plêroô). El inglés "fulfill" es un poco más parecido pero también muy diferente.
Tanto en hebreo como en griego, el significado básico para la idea de cumplimiento es "llenar" o "rellenar".
Según el concepto pagano, y también la opinión común de nuestro tiempo, una profecía es el anuncio de un suceso futuro, en forma clara y con detalles de tal forma que se podrá reconocer su realización cuando ocurra, lo que sería su cumplimiento.
Por ejemplo, si vaticino que habrá un terremoto en Nueva York el 15 de mayo a la medianoche, y efectivamente ocurre dicho terremoto precisamente a la medianoche, la profecía "se cumplió". Si hay terremoto pero en otra hora u otro día, la profecía no se cumplió o se quedaría en duda.
Aunque varios autores del Nuevo Testamento hablan del "cumplimiento" de profecías, en un sentido parecido a este concepto tradicional, un análisis más a fondo muestra que lo entendían de otra manera. Podemos demostrar esto con un análisis del evangelio según San Mateo y del libro de Apocalipsis.
El autor del Nuevo Testamento que más apela a "profecías cumplidas" es San Mateo, en su evangelización especialmente de los judíos.
Unas dieciséis veces Mateo afirma que alguna profecía se había cumplido en Jesús (1:22; 2:5; 2:15; 2:17; 2:23; 3:3: 4:14; 8:17; 12:17; 13:14; 13:35: 15:7; 21:4; 24:15; 26:56: 27:9). Sin embargo, cuando analizamos cada uno de esos versículos, surgen problemas muy serios. La gran mayoría de las profecías citadas por Mateo no tiene nada de carácter predictivo en su texto hebreo (Os 11:1; Jer 31:15; Isa 40:3; 53:4; 6:9; Sal 78:3; Isa 29:13; Zac 11:12-13).
Si el texto original no tiene carácter predictivo, no puede ser una "predicción" para "cumplirse" en el sentido tradicional (no-bíblico). Un ejemplo claro es Jeremías 31:15 que, al describir la marcha de los israelitas hacia el exilio, afirma en forma poética que Raquel lamentó por ellos con llanto y lloro amarga. Curiosamente, el libro de Génesis no dice que Raquel lloró antes de morir cuando dio a luz a Benjamín. Pero ni Génesis ni en Jeremías da el menor sentido futuro o mesiánico a la frase. De igual forma, Oseas 11:1 simplemente afirma el hecho bien conocido, que Dios sacó a su pueblo de Egipto, pero no sugiere la menor proyección al futuro para que valiera como predicción.
Mateo 2:23 alude a una profecía que Jesús "habría de ser llamado nazareno", lo que "se cumplió" con el regreso de la sagrada familia de Egipto para establecerse en la ciudad de Nazaret. Pero nadie ha podido encontrar en el Antiguo Testamento tal predicción del lugar de residencia del Mesías, y los esfuerzos por explicar lo que Mateo quería decir con esta frase, quedan lejos de ser una predicción de esa índole.
Aún en las alusiones en Mateo que más parecen ser predicciones (1:22; 2:5; 12:17; 21:4), Mateo cambia el texto original y lo interprete a espaldas del contexto histórico, cosa que no se permite cuando se trata de predicciones.
En fin, ninguna de los 16 pasajes en Mateo puede considerarse una "predicción cumplida" en el sentido tradicional.
Dadas estas evidencias, sería fuerte la tentación de concluir que San Mateo estaba seriamente equivocado, pero esa conclusión sería más bien una equivocación seria.
Más bien, los equivocados somos nosotros cuando imponemos sobre este evangelio conceptos de "profecía" y "cumplimiento" ajenos a su autor. Para Mateo, como para los demás autores bíblicos, la "predicción del futuro" era una parte mínima de la profecía, que consistía más bien en una Palabra de Dios para el presente (aun cuando hable del futuro).
Y fiel al sentido de los verbos ""MaLaA" del hebreo y "plêroô" del griego, entendían el "cumplimiento" como el llenar una vieja Palabra de Dios con nuevo significado, para nuevas circunstancias. Entendido así, las "profecías cumplidas" (re-llenadas) de Mateo tienen un sentido convincente. Los hebreos lo llamaban "midrash" o "pesher"; hoy lo llamamos "relectura".
Al analizar más al fondo el libro más profético (en el sentido bíblico) del Nuevo Testamento, el Apocalipsis, se hace evidente que este autor tampoco pensaba en el esquema tradicional de predicción y cumplimiento.
Aunque Juan alude constantemente a los profetas hebreos, en ningún momento afirma que las visiones suyas revelan algún "cumplimiento" de ellas entendidas como si fueran predicciones. Es más, cuando Juan menciona detalles de los escritos proféticos, se acostumbra cambiar el texto original. El cabello blanco del Anciano de Días ahora aparece sobre el Hijo del hombre (1:14); las cuatro bestias del mar de Daniel 7, en Apocalipsis 13 se fusionan en una bestia con las características de las cuatro; la promesa de Isaías 60:14, que los gentiles vendrían a postrarse ante los judíos, se cambia a lo opuesto en Apocalipsis 3:9, donde los judíos vendrían a arrodillarse ante los cristianos de Filadelfia. De hecho, una de las claves para entender el Apocalipsis son los cambios que él hace con las profecías anteriores.
Queda claro que en el Apocalipsis Juan no está pensando en el esquema tradicional (pagano y moderno) de predicciones cumplidas, y también que no escribió su libro con el propósito de vaticinar cosas futuras en sí y para sí, sino para dar una llamada profética a la obediencia a la voluntad de Dios. Por eso 1:3 promete bendición específicamente a los que guarden su profecía.
La hermenéutica contemporánea nos ha enseñado a ver el mensaje bíblico a partir de los hilos temáticos de la historia de la salvación, como paradigmas que se conjugan de nuevo con cada situación histórica (Mígúez Bonino, "La fe en busca de eficacia"; Schökel, "Hermenéutica de la Palabra").
En un sentido similar, se llama "hermenéutica tipológica", donde "tipos" corresponden a los paradigmas ya mencionados (Daniélou, van Rad, Zimmerli). Desde esa perspectiva, las "profecías cumplidas" de Mateo tienen sentido y todo el Nuevo Testamento se entiende mejor. "Profecia" es mucho más que predicción, y aun la profecía predictiva no consiste básicamente en predicciones de sucesos futuros sino en paradigmas tipológicas por los que Dios nos llama a la fidelidad.
Por Juan Stam.
miércoles, 27 de mayo de 2015
martes, 5 de mayo de 2015
¿PARA QUÉ HEMOS SIDO CREADOS?
¿Qué es el hombre, para que te preocupes por él?
¿O
el hijo del hombre, que lo visites a él?
(Salmo 8:4)
Oh
YAHWEH, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,
O el hijo de hombre, para que lo estimes? (Salmo 144:3)
O el hijo de hombre, para que lo estimes? (Salmo 144:3)
A través de este recorrido hacia el corazón del PADRE estamos
aprendiendo que la manera de actuar de DIOS, Sus formas y Sus diseños son
diametralmente opuestos a los ofrecidos, aprendidos e impuestos por el mundo:
todo el sistema de “valores y principios”, las formas de actuar, de obtener las
cosas, de pensar, de concebir la cosmología, el centro de creencias, las
definiciones, conceptos, leyes, etc.
Dentro de este orden de ideas podemos decir que tener éxito en
DIOS no consiste en obtener muchas cosas, alcanzar el beneplácito o aprobación
de la gente, conseguir un gran templo, ser la mejor banda de música, ser
líderes, profetas, apóstoles, ó ministros de renombre y mucha "unción," tener
abundancia, dones, talentos, habilidades, etc... no! El verdadero éxito en
DIOS consiste en hacer lo que DIOS quiere que se haga, en Su tiempo por y con
SUS medios para que ÉL sea glorificado en todo.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 7:21)
El pecado siempre busca y obtiene independizar al hombre de DIOS y
de esta manera “hacerlo grande” cuando la realidad es que DIOS es más grande y
alto que todos nuestros pensamientos juntos, que todo el universo e incluso ni
aún los cielos pueden contenerle a ÉL.
¿Es verdad que DIOS ha
de habitar con el hombre en la tierra? He
aquí, los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte; ¿cuánto menos esta Casa que
he edificado?
(2 Crónicas 6:18)
(2 Crónicas 6:18)
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que
habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la
altura y la santidad, y con
el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
(Isaías 57:15).
(Isaías 57:15).
Ahora:
En aquel tiempo apartó JEHOVÁ la tribu de
Leví para que llevase el arca del pacto de JEHOVÁ, para que
estuviese delante de JEHOVÁ para servirle, y para
bendecir en su nombre, hasta hoy, (Deuteronomio 10:8).
Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y
vinieron a él.
Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
(Marcos 3:13-15).
Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
(Marcos 3:13-15).
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre
mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar
buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a
publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del
Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. (Isaías
61:1-3).
1. DIOS nos ha apartado para
estar con ÉL y ser portadores de Su Presencia. (Adoración).
2. DIOS nos ha consagrado para
estar delante de DIOS para servirle a ÉL. (Adoración).
3. DIOS nos ha separado para bendecir en su nombre (Predicar en primer lugar en este servicio a DIOS en otros).
3. DIOS nos ha separado para bendecir en su nombre (Predicar en primer lugar en este servicio a DIOS en otros).
Por encima de él había serafines; cada uno
tenía seis alas; con dos
cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos
volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo,
JEHOVÁ de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Isaías (6:2-3).
La palabra serafín está íntimamente relacionada en el hebreo con
la palabra arder (fuego,
pasión, etc). La función de los serafines, los cuales están delante de DIOS
indica cosas tremendas y poderosas:
- Con 2 alas cubrían sus rostros, con 2 las cubrían sus pies. Los serafines están delante de DIOS, y están adorando continuamente al Señor (ardiendo por SU PRESENCIA). “4 alas”
- Con 2 alas están volando. “2 alas”.
No es interesante y revelacional saber que 2/3 partes de su
oficio, (al igual que en Deuteronomio 10:8, Marcos 3 e Isaías 61) está
íntimamente ligado con PERMANECER EN y CON DIOS (Adoración) y 1/3 parte con
servicio a los demás, empezando con PREDICAR el evangelio.
Es decir, nuestra vida debe estar dedicada a DIOS, nuestra vida debe
ser una vida de adoración a
DIOS, para eso fuimos creados: para ESTAR CON ÉL, dirigidos hacia ÉL, fuimos creados por DIOS para traerle placer, para Su Gozo, para Su adoración, todo, todo,
para Su Gloria!
Adorarlo tiene que ver con honrarlo en todas las actividades que
se desempeñen a diario: en el trabajo, en la escuela, en la familia, en el
ministerio, en todo, es honrarlo por quién es ÉL: DIOS. Adoración NO tiene que ver sólo con cantar,
ni pertenecer a una “iglesia x”, adoración tiene que VER CON ESTAR DELANTE DE
ÉL y permanecer EN SU PRESENCIA en SANTIDAD, todo el tiempo (100%).
Por otra parte y en menor proporción está el servicio a DIOS en
otros. Darle gloria es el propósito por el cual fuimos creados, por otro lado
el desempeño y el hacer cosas para DIOS (Ministerio) está en menor proporción.
Este servicio (Ministerio) debe llevarse a cabo en dos frentes: en primer lugar
el Ministerio en y a la
familia (El Matrimonio es el primer ministerio) y el Ministerio de anunciar y predicar el evangelio
(Ministerio de la reconciliación).
Todos Sus Hijos debemos ser entonces Verdaderos Adoradores, la mejor adoración que le podemos dar a Dios
es con nuestras actitudes y con nuestro
testimonios con hechos, porque
eso está incluido en el propósito de nuestra existencia.
Adorar a Dios no es en el ministerio, con tus dones o en el
servicio a DIOS en los cultos, ya que mucha gente aparenta adorar a Dios
levantando sus manos “santas”, pero en su interior están putrefactos, atestados
de pecado, dando pésimo testimonio a los propios hermanos y a los gentiles.
Esto no es la verdadera adoración a Dios, es más, ni bíblica es.
No se trata tampoco de hacer muchas cosas para DIOS, ni de hacer
Su obra, ni estar día y noche metido en el templo, ni ser pastor (porque sin
DIOS es imposible), no se trata de hacer muchos milagros y prodigios como el
montón de tele evangelistas y artistas de púlpito lo hacen, ni grandes hazañas,
ni tener mucha prosperidad, ni ser notable, ni ser reconocido por la iglesia, o
por tus líderes…No! Se trata de ser conocido por el CREADOR!, de que SUS labios
pronuncien u nombre, que le traigas placer a Dios por tu santidad y tu obediencia a Su Palabra, siendo una persona íntegra e intachable, con manifestar
con tal alegría y gozo la prueba.
Recordemos lo que el PADRE dijo de JESÚS:
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los
cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. (Mateo 17:5).
¿Puede decir DIOS lo mismo de
ti, y llamarte por tu nombre? ¿se deleita Dios de tu vida actual?
No te debe de importar la opinión de la gente, sino lo que Dios opine de ti en base a obedecer a Dios, aunque
los demás te critiquen y te señalen con el dedo por tu lealtad y santidad a
Dios.
Si estás buscando ser y hacer en DIOS, empieza por ser su buen
hijo, en quien DIOS se complace de ti, empieza
por lo que debes terminar y ser siempre: Su verdadero adorador dando testimonio
con HECHOS, permanece en Su
presencia, llénate de ÉL, permanece apartado para ÉL y sal fuera (dando testimonio de quién
vive dentro de ti), ¡SIN hipocresías!
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