viernes, 16 de diciembre de 2016

LA VERDADERA ADORACIÓN

 “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Jn. 4:23).

Juan 4:23 revela el corazón de DIOS. El Padre busca verdaderos adoradores, aquellos que lo adoren en Espíritu y en verdad. La adoración verdadera exige una vida totalmente rendida a DIOS. La adoración verdadera tiene lugar cuando amamos cada parte de 
DIOS con cada parte de nuestro ser. La adoración verdadera tiene lugar cuando le pertenecemos totalmente a Él.
La música correcta. Para adorar a YAHWEH (DIOS) en Espíritu y en verdad, nuestra música debe ser la adecuada. Las Escrituras invitan a adorar al Señor en la belleza de la santidad (Sal. 96:9). Si nuestra música es mundana y está mezclada con la letra de Satanás y la percusión secular, jamás podremos adorar a Dios en la hermosura de la santidad. ¡DIOS quiere refinar nuestra música! En el capítulo 15 de Éxodo, después del servicio de alabanza, la música israelita se convirtió en un ruido (Ex. 32:17-19). Esto se debió a que su relación con DIOS se había deteriorado. La clase de música que escuchamos o tocamos, dice mucho de la condición de nuestro corazón y de la relación que tenemos con DIOS (YAHWEH, YHWH).

Un corazón creyente. Toda verdadera adoración debe proceder de un corazón creyente. El deber primordial del hombre es creer (Jn. 6:28-29). Cuando el hombre no cree en lo que DIOS dice, esto es un insulto. No creerle a DIOS es estar en desacuerdo con Él, lo cual contrista Su Espíritu (Amós 3:3). Cuando el SEÑOR nos habla, espera que estemos de acuerdo con Él. El que estemos de acuerdo con Él satisface Su corazón. Abraham fue un excelente adorador porque estuvo de acuerdo con todo lo que Dios le dijo. Un corazón creyente complace y edifica el corazón de DIOS, lo cual es el objetivo supremo de la verdadera adoración. Levantemos nuestras manos a DIOS sin enojos ni dudas (1 Ti. 2:8).

Una actitud de dependencia. Cuando adoramos al PADRE Celestial, debemos acercarnos a Él con una actitud de profunda humildad y dependencia (Mt. 5:3). La verdad es que no sabemos adorar correctamente. Tampoco podemos hallar el camino hacia la presencia de DIOS porque se encuentra oculto, a menos que Él nos imparta soberanamente Su gracia (Sal. 43:3; 65:4). 
La adoración está arraigada en la gracia, y la gracia sólo se concede 
a los humildes. La humildad total es requisito para acercarse por completo al SEÑOR y para llegar a vivir la verdadera adoración (Is. 57:15).

Un espíritu agradecido. La gratitud es una actitud que vence la amargura y la crítica, y dispone nuestro corazón para la alabanza que agrada al Creador. Sin un corazón agradecido, no se puede adorar a YAHWEH (DIOS) en Espíritu y en verdad. La falta de agradecimiento es el primer paso para alejarse del Señor (Ro. 1:21). La Palabra nos manda a entrar por Sus puertas con acción de gracias (Sal. 100:4). La gratitud nos prepara para alabar y adorar. La alabanza y la adoración genuinas requieren gratitud en todas y por todas nuestras circunstancias (1 Ts. 5:18; Ef. 5:20). La gratitud mantiene libre nuestro espíritu. Nunca debemos presionar a otros para que adoren. El PADRE Celestial no quiere sacrificio de alabanza que no proceda del corazón. Nunca obliguemos a un individuo a adorar, más bien animémoslo diciendo: “Si no estás agradecido por la sangre del Mesías Yahshúa (Cristo) y por todo lo que Él ha hecho por ti, ¡por favor, no adores!” Cuando obligamos a otros a adorar, y no lo hacen de corazón, incurrimos en irrespeto.

Con una vida obediente. La obediencia nos permite obtener el favor de DIOS y abre la puerta a la adoración pura. DIOS mantiene Su favor en la medida en que continuamos haciendo lo que Él nos pide. DIOS no acepta nuestro sacrificio de alabanza si estamos haciendo las cosas a nuestra manera o en el lugar equivocado (Dt. 12:13-14). DIOS puede rechazar nuestro sacrificio (Mal. 1:8-10). En Romanos 12:1 se nos manda a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo. Nuestra vida viene a ser olor grato al SEÑOR cuando ofrecemos nuestro ser total, así como lo hizo Cristo (Ef. 5:2).
Cuando nos encontramos en una encrucijada, y escogemos hacer la voluntad de DIOS, somos adoradores y éste es nuestro culto racional.

Un corazón que no alberga nada en contra de otro. Antes de ir al altar, DIOS quiere que hagamos las paces con aquellos que hemos ofendido (Mt. 5:23-24). Debemos reconocer que si nuestro corazón se ha endurecido contra alguno, no podremos abrirlo ompletamente al SEÑOR. Para ser un adorador del DIOS perfecto, debemos ser perfectos (Mt. 5:48). Debemos ser perfectos en actitudes. El amor hacia nuestros hermanos y enemigos debe ser perfeccionado. No podemos adorar a DIOS en Espíritu y en verdad si en nuestro corazón existen malos sentimientos.

Rendir a Sus pies nuestros más profundos deseos. La adoración es darnos por entero a otro. La adoración verdadera no cobra vida en nuestro corazón si éste se encuentra dividido y excesivamente aferrado a otros amores. Abraham le devolvió a DIOS su posesión más querida: Isaac. ¡Adoró mientras lo hacía! (Gn. 22:5) Honrémosle como nuestro todo; en todo, en tanto que rendimos a Sus pies nuestras metas, ambiciones, planes, ministerio, y aun personas que amamos. Haciendo esto le decimos a DIOS: “todo es secundario en comparación contigo.”
Comprender que pertenecemos a Otro. La adoración verdadera incluye la actitud de Apocalipsis 4:11. Es comprender que fuimos hechos para otro: DIOS. Fuimos creados por Él y para Él, para agradarle. No somos nuestros, fuimos comprados por precio (1 Co. 6:19-20; Sal. 100:3).
Fuimos creados para adorar a Aquel que nos creó y así es como encontramos plenitud. La alabanza máxima tiene lugar cuando amamos cada parte de 
DIOS con cada parte de nosotros.

Ser llenos de Aquel a quien adoramos. Nos hacemos iguales al objeto (o persona) de nuestra adoración. El pueblo de Israel siguió la vanidad y se volvió vano (Jer. 2:5). Los paganos, fabricantes y adoradores de ídolos, se vuelven como ellos (Sal. 115:2-8). Sin embargo, los que son intensos adoradores del PADRE, ¡se vuelven como Él! Por eso debemos tener una revelación creciente de Aquel que adoramos. A medida que contemplamos al SEÑOR y le rendimos culto, somos transformados más y más a Su imagen (2 Co. 3:17-18). YAHWEH recompensa nuestra adoración impartiéndonos parte de Sí mismo. Cuando adoramos al PADRE nos llenamos de Su propia esencia, y luego podemos corresponderle con lo mismo. Es derramar sobre Él la misma fragancia que Él ha derramado sobre nosotros.

Someternos a la autoridad de YAHWEH (DIOS). La verdadera adoración se expresa sometiéndonos al gobierno de DIOS y a quienes Él ha designado como nuestras autoridades. La adoración verdadera se demuestra aceptando totalmente las circunstancias que YAHWEH permite en nuestra vida, sean las que sean. Es reconocerle a Él como Salvador de nuestra vida. Cuando no aceptamos nuestras circunstancias, y retamos o cuestionamos la manera como Él nos guía, no somos adoradores verdaderos. Job era un profundo adorador del YAHWEH. Cuando perdió todo lo que tenía, se postró y adoró (Job 1:21-22). Job había rendido sus derechos a YAHWEH y le reconoció como su absoluto SEÑOR.

Un corazón circuncidado. Pablo dijo: “Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos [o adoramos] a YAHWEH y nos gloriamos en Yahshúa (Cristo), no teniendo confianza en la carne” (Fil. 3:3).
La circuncisión es cortar aquello con lo que hemos nacido. Nacemos con orgullo, terquedad y otras enfermedades de la naturaleza caída. La adoración verdadera surge cuando nuestro corazón ha sido liberado de las ataduras de la tradición y del pensamiento humano por la Espada. Muchos son incapaces de adorar a YAHWEH en Espíritu porque están inhibidos por sus tradiciones y mentalidad natural. Algunas asambleas se avergüenzan de levantar sus manos, aplaudir o danzar con gozo delante del PADRE, tal y como lo hizo David (2 S. 6:14-16).

Postrarnos ante Él, a Sus pies. Si el hombre natural se vende a sí mismo con tal de alcanzar una meta o una causa, ¡cuanto más debemos nosotros entregarnos al SEÑOR de señores para honrarle y adorarle! ¡A tales personas busca el PADRE! Seamos adoradores profundos de Aquel que nos hizo, ¡porque Él es digno!

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domingo, 6 de noviembre de 2016

EL CANDELERO DE ORO PURO (Éxodo 25: 31-40)

Después de la mesa de los panes de la proposición, sigue el candelero. El altar del incienso, aunque pertenece al lugar santo, se omite aquí, porque era uno de los enseres de acercamiento más que de exhibición; y, como ya se señaló, todo lo relacionado con la manifestación de Dios nos es presentado antes que se describa lo que se necesitaba para venir a Su presencia. A menos que esta distinción se tenga en mente, en lugar del orden y el método, todo parecerá estar en confusión.

"Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte." (Éxodo 25: 31-40).

Ante todo, tenemos la forma del candelero. Si la descripción se lee cuidadosamente, se verá que el candelero tenía siete brazos; es decir, un pie (una caña) central con tres brazos saliendo de ambos lados. (Véase Éxodo 25: 31, 32, también Éxodo 37: 17, 18). Había, por tanto, siete lámparas sobre un único candelero. El número siete juega siempre una parte importante en su ornamentación. Había "Tres copas en forma de flor de almendro" en cada uno de los seis brazos (Éxodo 25:33), y "en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro" (versículo 34); es decir, en el pie (o caña) central del que brotaban los brazos. El número siete es, de este modo, una marcada característica.

La siguiente cosa a ser considerada es el material del cual estaba hecho, y el carácter de su luz. Tal como en el propiciatorio, igualmente en el candelero, no había nada más que oro puro (versículo 31). En su estructura no se encuentra madera de Sittim (especie de acacia) alguna, y de ahí que por ello no se prefigure nada humano. Todo es divino. De Éxodo 27 entendemos que la luz era alimentada por "aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas." (Éxodo 27:20). En las Escrituras, el aceite es siempre un símbolo del Espíritu Santo. De este modo, el apóstol dice de los creyentes, "vosotros tenéis la unción del Santo" (1ª. Juan 2:20); y Pablo habla del hecho de que nosotros hemos sido ungidos (2ª. Corintios 1:21). Colocando, por tanto, estas tres cosas juntas en su significado típico —el número siete, el oro, y el aceite— el resultado es que la significancia del candelero es: Luz divina en su perfección en el poder del Espíritu. Es Dios dando la luz del Espíritu Santo, y esto se exhibe en que es siete veces perfecta. Al dirigirse a la Iglesia en Sardis, el Señor habla como teniendo "los siete Espíritus de Dios"; es decir, el Espíritu en Su perfección (tal como lo indica el número siete) y energía (Apocalipsis 3:1 – RVA); y leemos también acerca de "siete antorchas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios." (Apocalipsis 4:5 – RVA).

¿Cuál entonces, se puede inquirir, era el propósito del candelero? Parecería haber sido un doble propósito. Primeramente, estaba situado en el lugar santo "enfrente de la mesa" (Éxodo 26:35; Éxodo 40:24). De este modo estaba en el lado opuesto a ella, y proyectaba su luz sobre la mesa de los panes de la proposición. Se puede inferir, por tanto, que este era el objeto de estar situado así. Ahora bien, la mesa de los panes de la proposición simboliza, tal como se explicó en el capítulo anterior, la manifestación de Dios en el hombre (Cristo) en perfección de gobierno administrativo; y los doce panes (o tortas) sobre la mesa representan a Israel, y también, en cuanto a principio, a los creyentes de esta dispensación (época), asociados con Cristo delante de Dios. Entonces, la luz del candelero resplandeciendo sobre la mesa es el Espíritu Santo rindiendo testimonio a la exhibición futura de la perfección administrativa en Cristo, cuando Él habrá asumido Su poder, y reinará "desde el rio hasta los confines de la tierra" (Salmo 72:8); y rindiendo igualmente testimonio al verdadero lugar de Israel en relación con Cristo delante de Dios. Estas verdades pueden ser obscurecidas u olvidadas en la tierra, pero allí, en el lugar santo ante los ojos de Dios, son mostradas plenamente, y exhibidas por la luz perfecta del Espíritu. Pero, en segundo lugar, la luz era para la iluminación del propio candelero. "Habló pues YAHWEH con Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Cuando encendieres las lámparas, han de alumbrar las siete lámparas hacia la parte de enfrente del candelabro. Y Aarón lo hizo así; encendió las lámparas de modo que alumbrasen hacia la parte de enfrente del candelabro, como YAHWEH había mandado a Moisés." (Números 8: 1-3; VM). Es decir, la irradiación de la luz del Espíritu Santo revela las bellezas del utensilio (o lo hermosea) a través del cual ella es mostrada. 

Una ilustración perfecta de esto se ven la transfiguración de nuestro bendito Señor, cuando, como leemos, "resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz." (Mateo 17:2). Siempre fue así, a lo largo de toda Su senda bendita, para aquellos cuyos ojos eran abiertos (véase Juan 1:4; Juan 2:11); pero en el monte, Su belleza fue mostrada manifiestamente. Así también en el caso de Esteban. Leemos que era "varón lleno de fe y del Espíritu Santo", y que "todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel." (Hechos 6: 5, 15). Es así con cada creyente en la medida que la luz del Espíritu Santo —Cristo, de hecho, resplandece a través de su andar y su manera de vivir.

Pero se puede preguntar adicionalmente, ¿Qué responde en la tierra a la luz perfecta del Espíritu simbolizada por el candelero de siete brazos en el lugar santo? Cristo, cuando estuvo aquí, respondió perfectamente a ello. Él fue así la luz de los hombres, la luz del mundo, etc. (Juan 1:4; Juan 8:12). 

Nunca, ni por un momento, la luz del Espíritu se obscureció en Él; resplandeció pura y constantemente, iluminando las tinieblas, a través de las cuales Él pasó, con su resplandor bendito, y dador de vida, a través de Su vida completa. Él fue un vaso perfecto. Después de Su partida de esta escena, y Su ascensión, la iglesia fue constituida como portadora de luz. (Apocalipsis 1:20). Ese es su carácter, no obstante lo grave de su fracaso —un fracaso que resultará, finalmente, en su absoluto rechazo como vaso de testimonio en la tierra. (Véase Apocalipsis 3:16). El creyente individual responde a ello también, en la medida que presente a Cristo en su andar y modos de obrar. Pablo escribe así a los Filipenses, "Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo." (Filipenses 2: 14, 15).

Es interesante, también, observar de qué manera era mantenida la luz. "Habló YAHWEH a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de YAHWEH; es estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de YAHWEH." (Levítico 24: 1-4; también Éxodo 27: 20, 21). En primer lugar, los hijos de Israel debían traer el aceite puro de olivas. Esto señalará a la responsabilidad del pueblo de 

Dios en la tierra, el vaso en el cual se debía mostrar —Israel en aquel entonces, la iglesia ahora. Aarón debía disponer las lámparas. Mediante esto se enseña que la luz del Espíritu, en su exhibición, puede ser mantenida sólo por el cuidado y la intercesión sacerdotal de Cristo. Él solo podía usar "susdespabiladeras y sus platillos", ya que ambos igualmente estaban hechos de oro puro (Éxodo 25:38). Cada rayo de luz que resplandece abajo, sea a través de la iglesia o del creyente individual, no es sino la respuesta a Su obra sacerdotal. Con relación a esto, se puede observar que el aceite puro de olivas debía ser "batido" para el alumbrado. (Éxodo 27:20 – VM), y que el candelero mismo debía ser "labrado a martillo". (Éxodo 25:31 – VM). Esto debe apuntar al hecho de que la intercesión de Cristo se fundamenta sobre la eficacia de Su obra en la cruz, representando, el término "batido", Sus sufrimientos, por cuyas heridas somos sanados.

Por último, tomen nota da la duración de la luz. Debía ser "desde la tarde hasta la mañana" (Éxodo 27:21; Levítico 24:3). La lámpara es para la noche; y durante toda la noche de incredulidad de Israel, hasta que el día amanezca, y las sombras huyan, el candelero debe estar dispuesto delante de YAHWEH. El testimonio del verdadero lugar de ellos es mantenido durante toda los años agotadores de las tinieblas de su incredulidad por la intercesión de Aquel que rechazaron y crucificaron. Pero al final, Él mismo será para ellos "como la luz de la mañana cuando se levanta el sol; de una mañana sin nubes, cuando por el brillo tras la lluvia, crece la hierba de la tierra." (2º. Samuel 23:4 – VM). La esperanza del cristiano es más inmediata; ya que "la noche está avanzada, y se acerca el día." (Romanos 13:12). Pero mientras esperamos, ¡que nuestras lámparas —alimentadas con el aceite verdadero, y dispuestas continuamente delante del SEÑOR — puedan resplandecer siempre con más intensidad hasta el regreso del SEÑOR!

sábado, 30 de julio de 2016

REINVENCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Decenas de cristianos evangélicos  de diferentes denominaciones profesantes principalmente pentecostales y carismáticas tratan al Espíritu Santo como un payaso. Algunos evangélicos son culpables de descuidar al Espíritu Santo por completo. Para ellos, él se ha convertido en el miembro olvidado de la Trinidad, mientras intentan hacer crecer a la iglesia mediante su propia inteligencia en lugar del Espíritu. En aras de lo que pide el público, dejan de enfatizar la santidad personal y la obra santificadora del Espíritu. Sostienen que la predicación bíblica, en la que la espada del Espíritu se blande con cuidado y precisión, es ahora cosa del pasado.

En su lugar, ofrecen entretenimiento, crispación, ideas vanas e incertidumbre, intercambiando la autoridad de las Escrituras que el Espíritu inspiró por sustitutos baratos e impotentes.
Por otro lado, los movimientos pentecostales y carismáticos modernos han empujado el péndulo hacia el extremo opuesto. Han fomentado una preocupación malsana por supuestas manifestaciones del poder del Espíritu Santo.

Comprometidos carismáticos hablan incesantemente acerca de los fenómenos, las emociones y la última moda o sensación. Parece que tienen relativamente poco (a veces nada) que decir acerca de Cristo, su obra de expiación o los hechos históricos del evangelio. La fijación carismática con la supuesta obra del Espíritu Santo constituye un honor falso.

Falso movimiento del a risa "santa"


Jesús dijo: «Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí» (Juan 15.26). Así que cuando el Espíritu Santo se convierte en el punto central del mensaje de la iglesia, su verdadera obra se ve socavada.

El «Espíritu Santo» que se encuentra en la gran mayoría de la enseñanza y la práctica carismáticas no tiene semejanza alguna con el verdadero Espíritu de Dios revelado en las Escrituras.

El Espíritu Santo real NO es una corriente electrizante de energía extática, un charlatán que nubla la mente con expresión irracional o un genio cósmico que indiscriminadamente concede deseos egoístas de salud y riquezas. El verdadero Espíritu de Dios NO causa que su pueblo ladre como perros o ría como hienas o se carcajee como si estuviera diciendo chistes. Él NO los lanza de espaldas al suelo en un estado de estupor inconsciente. Él NO los incita a adorar de una manera caótica e incontrolable y, ciertamente, NO realiza su obra del reino mediante profetas impostores, falsos sanadores y tele evangelistas fraudulentos. Al inventar un Espíritu Santo producto de imaginaciones idolátricas, el movimiento carismático moderno ofrece fuego extraño, el cual le ha hecho un daño incalculable al cuerpo de Cristo. Al reclamar estar enfocado en el tercer miembro de la Trinidad, en realidad ha profanado su nombre y denigrado su verdadera obra.

Cada vez que se deshonra a Dios, los que aman al Señor sienten tanto dolor como indignación. Esto es lo que David experimentó en Salmos 69:9 cuando exclamó: «Me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí». El Señor Jesús citó este versículo cuando limpió el templo, expulsando a los cambistas que habían tratado a la casa de Dios y la adoración de su pueblo con una desvergonzada falta de respeto. Siempre he sentido una carga similar en respuesta a las formas espantosas en que muchos en los círculos carismáticos difaman, maltratan y representan mal al Espíritu Santo.

 Es una triste ironía que aquellos que pretenden estar más enfocados en el Espíritu Santo son en realidad los que cometen la mayor parte de los abusos, ya que lo entristecen, insultan, tergiversan, falsifican y deshonran. ¿Cómo lo hacen? Al atribuirle al Espíritu lo que NO dijo, los hechos que NO hizo, los fenómenos que NO produjo y las experiencias que NO tienen nada que ver con Él. Ellos audazmente plasman su nombre en lo que NO es su obra.

En tiempos de Yahshúa (Jesús), los líderes religiosos de Israel blasfemaron atribuyéndole la obra del Espíritu a Satanás (Mateo 12.24). El movimiento carismático moderno hace lo inverso, atribuyéndole la obra del diablo al Espíritu Santo.

Un ejército diabólico de falsos maestros, que marchan al ritmo de sus propios deseos ilícitos, propaga con gusto sus errores. Son estafadores espirituales, farsantes, ladrones, engañadores y charlatanes. Podemos ver un desfile interminable de ellos con solo encender el televisor o asistir a esas “campañas o congresos cristianos” de “profetas, apóstoles o evangelistas” modernos. Judas los llamó nubes sin agua, fieras ondas del mar y estrellas errantes «para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas» (v. 13). Sin embargo, ellos dicen ser profetas y ángeles de luz, ganando credibilidad por sus mentiras al invocar el nombre del Espíritu Santo, como si no hubiera ninguna sanción a pagar por ese tipo de blasfemia.

La Biblia es clara en cuanto a que Dios exige ser adorado por quien realmente es. Nadie puede honrar al Padre a menos que honre al Hijo. Del mismo modo, es imposible honrar al Padre y al Hijo mientras se deshonra al Espíritu Santo.



Sin embargo, cada día millones de cristianos carismáticos ofrecen alabanza a una patente falsa imagen del Espíritu Santo. Se han vuelto como los israelitas de Éxodo 32, que obligaron a Aarón a fabricar un becerro de oro mientras Moisés estaba fuera. Los israelitas idólatras afirmaron que estaban honrando al Señor (vv. 4–8), pero en realidad adoraban una tergiversación grotesca, danzando alrededor de ella en vergonzoso desorden (v. 25). La respuesta de Dios a su desobediencia fue rápida y severa. Antes de que terminara el día, miles de personas habían sido ejecutadas.

He aquí el punto: no podemos hacer a Dios en la forma que nos gustaría. No lo podemos moldear a nuestra imagen, conforme a nuestras propias especificaciones e imaginación. No obstante, esto es lo que muchas iglesias pentecostales y carismáticas han hecho. Han creado su propia versión del becerro de oro del Espíritu Santo.

Han lanzado su teología a los fuegos de la experiencia humana y adorado al falso espíritu que resultó, exhibiéndose delante de él con payasadas extravagantes y un comportamiento desenfrenado. Como movimiento, han ignorado persistentemente la verdad sobre el Espíritu Santo y con licencia imprudente han establecido un espíritu idolátrico en la casa de Dios, blasfemando contra el tercer miembro de la Trinidad en su propio nombre.


Las calificaciones necesarias para el apostolado

En primer lugar, sería imposible para cualquier cristiano contemporáneo
satisfacer los requisitos bíblicos necesarios para que alguien sea considerado apóstol. El Nuevo Testamento expone al menos tres criterios necesarios:

(1) el apóstol tenía que ser un testigo físico del Cristo resucitado (Hechos 1.22; 10.39– 41; 1 Corintios 9.1; 15.7–8.);

(2) el apóstol tenía que ser nombrado personalmente por el Señor Jesucristo (Marcos 3.14, Lucas 6.13, Hechos 1.2, 24; 10.41; Gálatas 1.1); y

(3) el apóstol tenía que ser capaz de autenticar su designación apostólica con señales milagrosas (Mateo 10.1–2; Hechos 1.5–8; 2.43; 4.33; 5.12; 8.14; 2 Corintios 12.12; Hebreos 2.3–4).

Esas calificaciones solamente demuestran de manera concluyente que no hay apóstoles en la iglesia hoy. Ninguna persona viva ha visto a Cristo resucitado con sus propios ojos, nadie es capaz de realizar señales milagrosas como las de los apóstoles en el libro de los Hechos (Hechos 3.3–11; 5.15–16; 9.36–42; 20.6–12; 28.1–6), y a pesar de las afirmaciones presuntuosas de lo contrario, el Señor Jesús no ha nombrado de manera personal y directa a nadie en la iglesia moderna como apóstol. Por supuesto, hay algunos carismáticos que afirman haber tenido visiones del Señor resucitado. Estas afirmaciones no solo son altamente sospechosas e imposibles de verificar, sino que simplemente no cumplen con los criterios apostólicos, ya que un apóstol tenía que ver al Cristo resucitado en la carne con sus propios ojos.

Como Samuel Waldron explica: Las visiones y los sueños, incluso si son reales y genuinos, NO califican a nadie como ser un apóstol de Cristo. Está claro que la Biblia enfatiza la distinción entre la vista interna y la externa, y considera la revelación producto de la vista externa como una señal de dignidad superior. Las demandas modernas de haber visto a Jesús en una visión o un sueño no califican a nadie para reclamar esta característica indispensable de un apóstol de Cristo.

Pablo fue el último apóstol

A pesar de que Pablo cumplió con los tres criterios mencionados antes, resulta evidente que su nombramiento apostólico no fue la norma. El mismo Pablo enfatizó este punto en 1 Corintios 15.5–9, mientras delineaba las apariciones después de la resurrección del Señor Jesús. A diferencia de los once, Pablo no había sido uno de los discípulos de Jesús durante su ministerio terrenal.
Él no estuvo presente en el aposento alto cuando el Señor se apareció, ni fue uno de los quinientos testigos que vieron al Cristo resucitado. ¡De hecho, la aparición del Señor a Pablo no tuvo lugar solo luego de su resurrección, sino después de su ascensión! Y ocurrió mientras Pablo (quien en ese momento se llamaba «Saulo») estaba en camino para perseguir a los seguidores de Cristo en Damasco (Hechos 9.1–8).

Sin embargo, si algunos piensan que ellos también pueden tener un apostolado extraordinario como el de Pablo, es importante que tengan en cuenta dos detalles importantes acerca del llamado único del apóstol:

En primer lugar, en 1 Corintios 15.8, Pablo afirma que él fue la última persona a la que el Cristo resucitado se le apareció de forma personal y física. Esto podría prevenir a cualquiera después de Pablo a hacer un reclamo legítimo de apostolado, ya que ver al Señor resucitado es un requisito previo para ser apóstol y Pablo declaró que él había sido el último en tener este tipo de experiencia.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que Pablo vio su apostolado como único y extraordinario. Era como «un abortivo» (v. 8), considerándose a sí mismo «el más pequeño de los apóstoles» (v. 9) debido a la animosidad que le había mostrado a la seguidores antes de su conversión. Aunque nunca se puso en duda la autenticidad de su apostolado, Pablo ciertamente no lo veía como un patrón normativo para que las futuras generaciones de cristianos lo siguieran.

¿QUÉ OCURRE CON EFESIOS 4.11–13?

Los defensores del apostolado moderno a menudo apuntan a Efesios 4.11–13 para defender su posición. Es importante, por tanto, que examinemos este pasaje con cuidado. Después de describir la ascensión de Cristo, Pablo escribió:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo.

Los defensores del apostolado moderno hacen dos suposiciones incorrectas acerca de este pasaje. En primer lugar, afirman que la unidad, el conocimiento y la perfección o madurez que se describen en el versículo 13 se refieren a la Segunda Venida de Cristo. En segundo lugar, sostienen que los cinco oficios mencionados en el versículo 11 (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) deben continuar hasta la Segunda Venida. No obstante, ninguno de estos supuestos está garantizado por el propio texto.

Consideremos la segunda hipótesis primero. ¿Indica este pasaje que los oficios listados en el versículo 11 van a perdurar hasta que se cumplan las condiciones descritas en el versículo 13? Esta interpretación podría ser posible si el versículo 12 se omitiera en el texto. Gramaticalmente, sin embargo, la palabra «hasta» en el versículo 13 apunta hacia atrás al participio más cercano en el versículo 12 («edificación»), y no al verbo más distante «constituyó» en el versículo 11. Por lo tanto, el punto de Pablo es que Cristo designó los oficios indicados en el versículo 11 a fin de que, según el versículo 12, los santos puedan ser equipados para la edificación del cuerpo de Cristo (v. 12).

Es la edificación del cuerpo de Cristo por parte de los santos, pues, lo que continúa hasta que las condiciones en el versículo 13 se hayan completado. Nada en el texto indica que los apóstoles y profetas estarán presentes durante toda la era de la iglesia, sino que el trabajo que comenzaron (equipar a los santos para la edificación del cuerpo de Cristo) continuará. Esta conclusión se ve reforzada gramaticalmente en el contexto de Efesios, ya que Pablo había explicado antes que los apóstoles y profetas se limitaron a la edad de la fundación de la iglesia (Efesios 2.20).

Ahora podemos considerar la unidad y el conocimiento que se describe en el versículo 13. Algunos expertos insisten en que tal objetivo final no es alcanzable en este lado de la gloria. Por lo tanto, afirman que Pablo debe estar describiendo la unidad y el conocimiento de la iglesia celestial, pues estos atributos solo se lograrán en la gloria del cielo. Sin embargo, esa idea no se ajusta a la línea de pensamiento de Pablo; él esta describiendo los resultados obtenidos mientras los santos edifican la iglesia. Su enfoque no está en la obra de glorificación final de Dios en el cielo, sino en la labor de los fieles creyentes en la iglesia aquí en la tierra. Dentro de la iglesia, es posible que los creyentes posean una unidad profunda basada en un compromiso compartido con la verdad bíblica, un conocimiento íntimo del Señor Jesucristo, y un profundo nivel de madurez espiritual. 

Pablo también agrega la sana doctrina (v. 14) y el crecimiento en la semejanza de Cristo (v. 15) como beneficios adicionales que se derivan del hecho de que los santos están debidamente equipados para la edificación del cuerpo de Cristo (v. 12).

Entendido correctamente, Efesios 4.11–13 no enseña que un patrón de
ministerio quíntuple (incluyendo apóstoles y profetas) continuará a lo largo de toda la historia de la iglesia hasta la Segunda Venida de Cristo. Más bien, este pasaje demuestra que el propósito para el cual el Yahshúa (Jesús) nombró a los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros en la iglesia fue equipar a los santos. Cuando se encuentran correctamente preparados, los santos están habilitados para edificarse los unos a los otros en el cuerpo de Cristo. Y el resultado es que la iglesia se fortalece, creciendo en unidad, conocimiento, madurez, sana doctrina y santificación.

Debido a que Pablo ya había indicado que los apóstoles y los profetas eran solo para establecer las bases de la iglesia, no tenía necesidad de reiterar que esos oficios serían temporales. A pesar de que esos dos oficios no duraron más allá del primer siglo de la historia de la iglesia, los apóstoles y profetas siguen equipando a los santos a través de los escritos que dejaron para nosotros inspirados por el Espíritu (es decir, la Biblia). Los otros tres oficios —evangelista, pastor y maestro— han continuado a lo largo de la historia de la asamblea. Por lo tanto, siguen equipando a los santos en cada generación con el propósito de edificar al pueblo de Dios.

martes, 1 de marzo de 2016

¿ES BÍBLICO ATAR DEMONIOS?


A continuación La Interpretación Correcta de:

Mateo 18:18,  Mateo 12:22-37, Lucas 11:21-22 y Mateo 16:13-20

 Interpretación Correcta de: Mateo 18:18

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”.

Este versículo ha sido aislado para crear la doctrina falsa de atar demonios.

Pero veamos el contexto inmediato:

(Verso 15) ¿Qué dice?

Si tu hermano peca contra ti, hablando de una ofensa personal o de un pecado que el hermano haya hecho, dice que vaya y le reprenda o que hable con él, dice también que tome testigos para ir y hablar con ese hermano o persona y el (verso 18) fue lo que le dijo Jesús a Pedro, que todo lo que atéis aquí en la tierra será atado en el cielo. Por lo visto, aquí NO está hablando de atar a demonios o principados.

Observemos cómo hasta aquí no se ha mencionado al diablo ni a los demonios.

Ya aquí se está viendo con lujo y detalle a que se refiere atar y desatar en Mateo 18.

(Versículo 18) aquí se refiere a ejercer disciplina

Atar viene del griego sujetarapresarligar.

Desatar es aflojar las cadenas.

Cuando la iglesia aplica disciplina mantiene sujeto al infractor.

(Versículo 19) Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.

(Versículo 19) se refiere a la decisión de los líderes sobre la disciplina a aplicar. El acuerdo al que se refiere esta enseñanza es el relacionado con qué disciplina se impondrá al infractor que ha desechado la exhortación previa.

También este versículo 19 es de los clásicos, que lo tuercen a su antojo, para que Dios les dé sus caprichitos a la gente al orar en grupo para que Dios le dé X petición, sea buena o mala.

(Versículo 20) Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Versículo 20, Obviamente NO se refiere a las reuniones en la congregación, NO dice que si no han llegado dos o tres hermanos entonces Jesús no está allí.  Aquí la Biblia se refiere a la reunión donde se decide la disciplina, en la cual participan los líderes de la congregación y los testigos.

La doctrina de atar demonios sobrevino muy recientemente, hace unos 50 años cuando mucho. No hay una enseñanza al respecto en toda la historia previa de la iglesia. Una revisión profunda como la que hemos hecho sobre estos versículos la echa por tierra.

Los siguientes versículos de Mateo 18 tampoco hablan de atar demonios, sino de perdonar y soltar el castigo del infractor.

(Versículo 30) Más él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 

No quiso perdonarle la deuda, no quiso soltarle la deuda. ¿Dónde está el diablo en todo el capítulo?

Esto quiere decir que Mateo 18 habla: Del perdón, de lo que se hace con alguien que no se arrepiente -y con el que sí lo hace-.

La disciplina en la iglesia la aplica el liderazgo, pero la gran mayoría de los problemas se arreglan cuando un hermano exhorta al otro, sin necesidad siquiera de testigos o expulsión.

Toda aplicación al capítulo 18 de Mateo que NO tenga que ver con la disciplina y con el perdón ES ERRÓNEA.

Jesús está diciendo “No quiero que se hagan tropezar unos a otros: si eso ocurre deben arreglarlo exhortándole, si el reprendido no rectifica disciplínenle (átenle a la disciplina de la iglesia), si reconsidera y enmienda perdónenle. Cuando se arrepienta, desátenle“.

Si los cristianos de la actualidad comprendiéramos mejor el tema de la disciplina en la iglesia, caeríamos menos en el error de malinterpretar estos pasajes bíblicos.

Si uno peca contra alguien y no le pide perdón, queda atado.

Realmente La Biblia NO habla de atar demonios. Jesús no nos mandó a atar demonios, sólo a echarlos fuera.  

¡No me explico de dónde sacan tantos inventos y tantas mentiras  las “iglesias” y que por décadas se siguen enseñando como doctrinas fundamentales! Lo peor es que el creyente y/o cristiano TODO SE TRAGA de lo que les dicen desde sus púlpitos, se creen todo sin discernir la verdad de la mentira, y todo por la flojera de no estudiar, por sí mismos las Sagradas Escrituras.

 

Interpretación Correcta de: Mat 12:22-37 – Resumo el texto diciendo que narra cómo Jesús sana a un endemoniado y los fariseos le acusan de haberlo hecho por Beelzebú.  Él les responde que un reino divido no prevalece.

12:27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

(Versículo 27) Es importante aclarar que cuando dice “hijos” se usa un hebraísmo para referirse a los discípulos de los fariseos, no a hijos carnales.  Es decir, se les llama hijos a los discípulos.

El versículo 29 es el texto controversial:

(Versículo 29) Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

Esto quiere decir que Mateo 12:29 habla:

Jesús NO está enseñando que nosotros debamos atar.  Está hablando sobre sí mismo. Y cuando se refiere al hombre fuerte está hablando, ahora sí, del Diablo. Está diciendo “¿cómo habría podido YO irrumpir en los dominios de la maldad para deshacerla si no hubiera atado, con autoridad de Dios, al diablo? Quedaba claro con esto que, como lo indica el contexto, respondía a quienes le acusaban de echar los demonios por Beelzebú.

Debe entenderse que estas cosas las hace Jesús como Dios, y que sólo Él las puede hacer (como llamar a las cosas que no son como si fueran por ejemplo).   Es decir, esta acción de atar al diablo es exclusiva de Jesús.

¡Allí Jesús NO dice que podemos atar demonios o que debemos hacerlo. De hecho, ese pasaje NUNCA ha sido interpretado de esa manera en toda la historia de la iglesia hasta que surgió en los 80’s la moda de “atar y desatar”. El problema es que mucha gente ni siquiera se toma la molestia de leer bien lo que dice Jesús con su respectivo CONTEXTO!

Antes de Cristo no hay registros de atar demonios. David tocaba el arpa y el demonio se iba y Saúl entraba en paz (dice el texto que el demonio era de parte de Dios, o sea, Dios lo permitía).

Veamos el mismo pasaje en Lucas 11.

 

Interpretación Correcta de: Luc 11:21-22 Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. 22. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.

Es alegórico que el diablo tenga un palacio. Lo que queda claro es que Jesús es más fuerte que el diablo y le vence: ¡pero le vence Él, Yahshúa (Jesús), NO nosotros! Ninguno de nosotros puede vencer al diablo sin Jesús.

Aquí Lucas usa la palabra “vencer”, que significa subyugar. Vencer y atar a fin de cuentas (en el original) son sinónimos. Nosotros no vencemos al diablo, eso lo hizo Jesús.

 

Interpretación Correcta de: Mateo 16:13-20 / Otro texto mal interpretado:

Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: –¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron: –Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. –Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? –Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente –afirmó Simón Pedro. –Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás –le dijo Jesús–, porque eso no te lo reveló ningún mortal (hombre), sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo. (Mat 16:13-20).

Este pasaje también se ha sacado de contexto para sostener la doctrina de atar demonios pero el pasaje tampoco habla sobre el Diablo.

Las llaves son un símbolo de autoridad, más concretamente de la autoridad de la Palabra de Dios, en este caso para abrir y tener acceso al reino de los cielos.

Se nos da autoridad para usarlas: Pedro fue el primero en hacerlo al predicar a judíos y a los gentiles, con lo cual les desató, haciéndoles libres del pecado.

Cuando predicamos y las personas aceptan a Jesús en sus vidas, los estamos desatando. Pero cuando no aceptan la Palabra, quedan atados: a eso se refiere la Biblia con “atar y desatar“

Ahora una pregunta dirigida a quienes creen o predican la doctrina falsa de “atar demonios“: Si lo atamos en domingo: ¿se desata el lunes? … porque él anda como león rugiente buscando a quien devorar. ¿Cómo no ven la contradicción en atar y atar a los demonios en una ciudad… y que tal acción no surta ningún efecto?

Han atado por años y décadas al “demonio del narcotráfico” o de la prostitución por ejemplo, y ¡estos pecados no sólo no disminuyen sino que se multiplican! Se afanan en efectuar campañas masivas y hasta vuelcan en helicóptero sobre una región para atar al diablo arrojando ACEITE “UNGIDO” por los aires, practicando FETICHISMO bajo ignorancia doctrinal.

No hay un mandamiento en la Escritura que hable de atar a Satanás, ni hay un ejemplo bíblico de esta práctica. Satanás permanece como el “príncipe de la potestad del aire en este mundo” (Efesios 2:2) hasta que sea encadenado (por un ángel, no por un ser humano) durante el reino del milenio de Cristo (Apocalipsis 20: 1-3).

Los discípulos echaron fuera demonios, pero NUNCA los ataron ni mucho menos ataron a Satanás.

En su segunda carta a los Corintios, el apóstol Pablo habla de un mensajero del diablo que lo abofeteó.  Pablo NO se puso a atarlo ni a hacer “guerra espiritual” para liberarse.  En contraste, entendió el propósito de Dios al permitir aquello: que el apóstol no se engrandeciera, que no se envaneciera.

En Marcos 16:17 dice: Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas

Así que, el orden es: echar fuera demonios y NO atarlos. ¡Ni mucho menos andar de ridículos atando e inventando demonios!

Nosotros no encontramos en la Biblia instrucciones a los cristianos sobre “atar” a Satanás.

Si alguien realmente tiene el poder de “atar” a Satanás o a los demonios:

  1. ¿Quién los mantiene sueltos?
  2. ¿Por qué los cristianos de todo el mundo estar afirmando que atan a Satanás y el mundo cada día está peor?
  3. ¿Cuánto tiempo dura la “atadura”? Si sólo dura una hora, entonces la gente pudiera literalmente “turnarse” para atar a Satanás y de esta manera ¡nunca dejarlo suelto de nuevo!
  4. ¿Ve lo absurdo que es esta doctrina de “atar demonios y a Satanás”?

Además, ¿quién dice que Satanás esté escuchando? No olvidemos que Satanás no es omnipresente, por lo que sólo puede estar en un lugar al mismo tiempo, así que el concepto de que la gente esté atando a Satanás, no tiene sentido.

La única “atadura” de Satanás en la Biblia está en Apocalipsis 20:2, cuando un ángel “ate” a Satanás por 1.000 años en el abismo antes de empezar EL MILENIO.

Una vez que lo piensas, es obvio que esta moda de “atar” demonios, enfermedades y cosas así, es un reflejo de que la gente NO suele analizar las cosas que les enseñan ni mucho menos se dan la tarea como Los Bereanos de ESCUDRIÑAR por sí mismos Las Sagradas Escrituras para Confirmar si es Bíblicamente Correcto las interpretaciones que se suelen dar sin una seria Exégesis Bíblica.