«Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras»
(1 Tesalonicenses 4:7).
Hoy en día mucha gente, aun personas que dicen ser creyentes, viven como si el Padre
nos hubiera llamado a vivir vidas impuras. Estimulan los deseos sensuales,
luego toman decisiones basadas en esos deseos y después alegan que es imposible
superar la tentación sexual y, por ende, sufren las consecuencias. Algunos
hasta culpan a Dios por no impedir su pecado.
De los centenares de casos comunes sobre este tema, cito solo tres
ejemplos:
«Jóvenes con vidas desequilibradas
debido al pecado. Se ha apartado de los caminos del Padre, pero desean
regresar, pero algo en sus vidas se los impide y se sienten avergonzados. Dicen
que su debilidad es la fornicación. Además, tienen problemas con la pornografía
ya que han visitado frecuentemente páginas pornográficas en Internet. Y no
puedo escapar de esta atadura. Necesitan ayuda para poder ser librados de eso y
ser verdaderos hijos del Padre Celestial».
Otro caso es de una joven que escribió después de haber asistido a una
confraternidad y concierto cristiano:
«La joven había pedido al Señor que durante el concierto pudiera conocer al
hombre que Dios tenía para su vida. La joven se sentó a lado de un muchacho durante el concierto y la
predicación. Intercambiaron teléfonos y al mes salieron, pasearon, cenaron, conversaron
y finalmente tuvieron un encuentro sexual».
¡Ahora ella desea saber si este chico es el había esperado durante tanto tiempo
y por quien le había estado pidiendo a Dios!
¿Cómo aconsejaríamos al siguiente joven que está agobiado por la vergüenza y
desea dejar su pecado?
«Un joven se siento muy avergonzado por todo esto, pero pide ayuda con un
consejo. Hace tres años, conoció a una chica mayor que él y empezaron a
seducirse telefónicamente. Luego, vieron pasaron al manoseo. A escondidas, se
tocaban y practicaron sexo oral. Se propusieron casarse, pero ella le dijo que
en realidad ya no le ama lo suficiente. Fue el joven quien la sedujo y terminaron
haciendo algo de lo que después se arrepintieron. ¿Qué se puede hacer?, dice
él. El joven siente un “llamado de Dios” y en realidad él desea abandonar esa
conducta, pero hace lo que no quiere hacer».
Las tres son situaciones típicas, y hay centenares de buenos jóvenes con buenas
intenciones que caen en la fornicación o bien en la trampa de la pornografía.
Existen muchos artículos y prédicas sobre el daño que produce la pornografía,
incluso hay páginas electrónicas dedicadas al tema. (Una de las mejores es:
purelifeministries.org. Hay una parte de esa página WEB, que se llama recursos
en español que contiene artículos, preguntas y respuestas y hasta un libro para
descargar).
Pero ¿qué podemos decir de los beneficios de mantenerse puro? Es mi deseo en
estos escritos resaltar los beneficios, las ventajas, los frutos y los
resultados de la pureza moral.
Hay varios pasajes en el Nuevo Pacto que establecen lo que el Padre Celestial
desea para sus seguidores. Al leer estos pasajes es importante recordar que en
la Biblia todos los mandatos se dirigen a nuestras debilidades y no a nuestros
puntos fuertes. Por ejemplo, si fuera fácil vencer la impureza sexual, no
habría necesidad de estos mandatos tan directos:
«La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado
sexual» (1 Tesalonicenses 4:3).
«Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles […]» (2 Timoteo 2:22).
«¡Huyan del pecado sexual!» (1 Corintios 6:18).
«[…] así que huye de todas esas maldades» (1 Timoteo 6:11).
La orden clara que se repite en los pasajes es «HUIR» y nos da la imagen de
¡dar la vuelta y salir corriendo! Pero ¿por qué el mandato no es de quedarnos y
luchar, como leemos en Efesios 6:10-18? ¿Acaso no estamos en una guerra
espiritual? ¿No somos guerreros valientes? La respuesta es que necesitamos
entender la naturaleza de ciertos pecados.
HAY PECADOS
DOMINANTES:
Existen ciertos pecados que son «dominantes», es decir que toman control de
todo el ser. Algunos son: la pornografía y otros pecados sexuales, las drogas,
el alcohol, el juego y, a veces, el enojo y los celos. Debido a esta
característica insidiosa del pecado, encontramos los mandatos de «HUIR», «ALEJARNOS»,
«QUEDARNOS LEJOS» y «NO PASAR POR ALLÍ».
Los pecados dominantes nunca se encuentran solos, no suceden en un vacío; sino
que siempre están vinculados a otros pecados. Por ejemplo, antes de que una
persona cometa un pecado sexual, lo hace en la mente numerosas veces y durante
un tiempo extendido. La Biblia lo llama «lujuria» o «codicia sexual». Antes de
que una persona cometa adulterio, se compromete a llevar una doble vida y ser
mentiroso (“Tuve que trabajar hasta tarde”; “Un compañero de trabajo usó mi
teléfono, por eso los mensajes de texto y las fotos ”Es solo un amigo”; etc.).
Acerca del pecado sexual, Pablo nos explica:
«[…] Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como éste, porque la inmoralidad
sexual es un pecado contra el propio cuerpo» (1 Corintios 6:18).
Todo pecado comienza en el ser interior, en el corazón y en la mente. Jesús
dice:
«Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la
inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la
perversidad, el engaño, los deseos sensuales, la envidia, la calumnia, el
orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que
los contaminan» (Marcos 7:21-23).
Sabiendo bien ese problema del ser humano, el libro de Proverbios advierte:
«Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu
vida» (Proverbios 4:23).
EL PECADO SEXUAL ES
PLACENTERO:
Otro motivo por el cual que debemos «HUIR» es que el pecado sexual bien puede
ser placentero. Tomen nota de lo que dice el libro de Hebreos: «[Moisés]
Prefirió ser maltratado con el pueblo de YHWH a disfrutar de los placeres
momentáneos del pecado» (Hebreos 11:25). Dios hizo que el sexo fuera deleitable,
pero dentro de los votos matrimoniales.
Siguen haciendo eco en mi mente las palabras de una chica cristiana soltera
pero embarazada: «¿Cómo puede algo tan bello ser tan malo?». Hoy por hoy, está
divorciada y es madre soltera.
EL DESEO SEXUAL ES MUY FUERTE:
Hablemos con claridad, el deseo sexual es fuerte y, si lo alimentamos, ese
deseo puede llegar a controlarnos. Semana tras semana se escuchan de los labios
de jóvenes (y no tan jóvenes) que la tentación «puede más que yo». YHWH explica
el poder del pecado cuando le habla a Caín:
«[…] El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú
debes dominarlo y ser su amo» (Génesis 4:7).
La forma en que uno «domina» el pecado sexual es no estimularlo ni alimentarlo,
andar en el poder del Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo) y huir de la tentación.
EL SER HUMANO ES
«SEDUCIBLE»
En cuarto lugar, debemos oír por qué somos capaces de ser seducidos. Aprendamos
de los muchos consejos prácticos del libro de Proverbios. Prestemos atención
especial a las palabras en mayúsculas.
«Pues los LABIOS de una mujer inmoral son tan DULCES como la MIEL y su BOCA es
más SUAVE que el ACEITE» (Proverbios 5:3).
«[La corrección y la disciplina] te protegerán de la mujer inmoral, de la LENGUA
SUAVE de la mujer promiscua. No codicies su belleza; no dejes que SUS MIRADAS
COQUETAS TE SEDUZCAN» (Proverbios 6:24-25).
Estos dos pasajes presentan el poder de la lengua y se refieren a los piropos y
las adulaciones de una mujer seductora expresados hacia un hombre «seducible»,
es decir a alguien que pasa por un momento de necesidad sentimental. La persona
se siente sola o piensa que su cónyuge no lo entiende o quizá sufrió un
desengaño y, como resultado, es presa fácil para una seducción.
¡Ojo! La mujer es también vulnerable, en especial por lo que oye o lo que lee.
Ella tiene una imaginación fértil y no hay nada mejor que una novela romántica
para estimular dicha imaginación.
EL HOMBRE ES ESPECIALMENTE ESTIMULADO POR LO QUE VE, por eso la pornografía es
una trampa a la espera de su presa. Nota que Proverbios 6:25 también menciona
la belleza, lo que dejamos entrar por los ojos.
Finalmente el pasaje menciona las miradas coquetas, es decir el lenguaje
corporal de la seductora. Hay sitios en Internet que se dedican al lenguaje
corporal y cómo emplearlo para seducir a otra persona. ¿Por qué? Porque el
lenguaje corporal comunica.
Cuando uno junta los tres ingredientes —las adulaciones, la belleza y el
lenguaje corporal— es fácil entender por qué el ser humano es capaz de ser
seducido.
Lea los primeros siete capítulos del
libro de Proverbios. No tenemos el espacio suficiente para reproducir los siete
capítulos pero vale la pena citar al menos lo siguiente:
«Mientras estaba junto a la ventana de mi casa, mirando a través de la cortina,
vi a unos muchachos ingenuos; a uno en particular que le faltaba sentido común.
Cruzaba la calle cercana a la casa de una mujer inmoral y se paseaba frente a
su casa. Era la hora de anochecer, mientras caía la densa oscuridad. La mujer
se le acercó, vestida de manera seductora y con corazón astuto. Era rebelde y
descarada, de esas que nunca están conformes con quedarse en casa. Suele
frecuentar las calles y los mercados, ofreciéndose en cada esquina. Lo rodeó
con sus brazos y lo besó, y mirándolo con descaro le dijo: “Acabo de hacer mis
ofrendas de paz y de cumplir mis votos. [Es notable que ella sea religiosa.
Estas cosas no pasan solamente en un contexto pagano]. ¡Tú eres precisamente al
que estaba buscando! ¡Salí a encontrarte y aquí estás! Mi cama está tendida con
hermosas colchas, con coloridas sábanas de lino egipcio. La he perfumado con
mirra, áloes y canela. Ven, bebamos sin medida la copa del amor hasta el
amanecer. Disfrutemos de nuestras caricias, ahora que mi esposo no está en
casa. Se fue de viaje por mucho tiempo. Se llevó la cartera llena de dinero y
no regresará hasta fin de mes”. »
Y así lo sedujo con sus dulces palabras y lo engatusó con sus halagos. Él la
siguió de inmediato, como un buey que va al matadero. Era como un ciervo que
cayó en la trampa, en espera de la flecha que le atravesaría el corazón. Era
como un ave que vuela directo a la red, sin saber que le costará la vida»
(Proverbios 7:6-23).
LA TENTACIÓN ES CASI OMNIPRESENTE:
Hoy en día la tentación sexual es casi omnipresente, es decir está en todas
partes. Cuando yo era joven, en la TV ni los casados dormían en la misma cama,
no había Internet, no había números telefónicos a los que llamar y hablar de
sexo (un amigo mío perdió su matrimonio debido a esos números); tampoco había
películas aptas solo para mayores.
¿Cuál es la respuesta? ¿Cómo podemos vivir en este mundo y mantenernos puros en
cuerpo y mente?
Una propuesta es el aislamiento. Pero no es esa la voluntad de Dios para los creyentes,
pues Pablo dice: «Cuando les escribí anteriormente, les dije que no se
relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual; pero no me refería
a los incrédulos que se entregan al pecado sexual o son avaros o estafadores o
rinden culto a ídolos. Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente
como esa. Lo que quise decir es: NO SE RELACIONEN CON NINGUNO QUE AFIRMA SER
CREYENTE Y AUN ASÍ SE ENTREGA AL PECADO SEXUAL O ES AVARO O RINDE CULTO A
ÍDOLOS O INSULTA O ES BORRACHO O ESTAFADOR. NI SIQUIERA COMAN CON ESA GENTE» (1
Corintios 5:9-11).
PARA LLEVAR UNA VIDA PURA Y MANTENER LA PUREZA TENEMOS QUE:
1. Mirar el mundo con los ojos de Dios.-
Tenemos solo dos opciones, evaluar todo a través de los ojos de Dios o adoptar
la óptica del mundo. Una definición de la sabiduría es: Mirar o enfocar la vida
con los ojos de Dios. El contraste entre las dos opciones se encuentra en 1
Juan 2:15-17: «No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando
aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo
ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo
que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene
del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo
que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para
siempre».
No queremos que el mundo dicte cómo hemos de llevar nuestra vida, sino que
nuestros deseos sigan lo que dice Dios. Por lo tanto, el primer paso para no
apartarse de una vida pura es mirar la vida con los ojos de Dios.
Hace tiempo, durante una conferencia, un pastor de jóvenes me dijo: «Yo podría
tener tantas mujeres como quisiera». Dio a entender que no las tiene porque es
cristiano. Sin embargo, hay una gran falla en su cosmovisión. El cristiano ve
la vida con los ojos de Dios, entiende los beneficios de la pureza y ni piensa
en tener «tantas mujeres como quisiera».
«¿Cómo puede alguien mantenerse puro? OBEDECIENDO LA PALABRA DE DIOS» (Salmo
119:9).