viernes, 10 de julio de 2015

LA MIRADA DE JESÚS (YAHSHÚA) NO TIENE COLOR POLÍTICO

La mirada de Jesús está en contracultura con la forma de mirar de los políticos y de los humanos en general.

La mirada de Jesús se dirigió a todos, pobres, ricos, hombres, mujeres y niños. Sin embargo no cabe duda de que tuvo una mirada especial para los pobres, mirada sin color político, pero llena de compasión y, en cierta manera, denunciadora de esta realidad conformada como el mayor escándalo de la humanidad. Los miró con una mirada diferente a los de los políticos, diferente a como se mira la pobreza desde los sistemas sociopolíticos. La mirada de éstos está a años luz de la mirada de Jesús hacia los desheredados.

Curioso: La mirada de Jesús está en contracultura con la forma de mirar de los políticos y de los humanos en general. Ved la diferente perspectiva de la mirada de Jesús: Mientras que los sistemas culturales, sociales y políticos, los reyes y los gobernantes miran a Dios queriendo mostrar al mundo que Él es su valedor en todas sus empresas, guerras y trajines políticos o económicos, el Dios de la Biblia y Jesús se muestra como el valedor de los pobres, de los injustamente tratados tanto por los hombres como por las estructuras sociales injustas. No se muestra nunca como el valedor de reyes y gobernantes en su injustos.

Mientras que otros mandatarios, emperadores faraones o dirigentes religiosos de este mundo han pretendido mirarse a sí mismos creyendo encarnar la figura de Dios en ellos, Jesús aparta su mirada de ellos mientras que se identifica con los pobres, los mira con misericordia y clama contra los dirigentes políticos o religiosos opresores o injustos. Diferente mirada la de los poderosos, dirigentes religiosos o políticos que quieren valerse de Dios para utilizarle en sus propósitos muchas veces injustos a la mirada del Dios de la Biblia que es una mirada que se aparta de ellos y queda fija en los sufrientes de la tierra.

Muchos poderosos con el rostro amarillo por la acumulación de dinero, de oro se atreven a mirar a Dios como su valedor, pero Él, el Dios de la vida, sigue pendiente de los bajos fondos para ser el defensor de huérfanos y protector de viudas.

Los poderosos de la tierra, los ricos del mundo, que también muchos de ellos dicen creer en Dios, defienden su vida opulenta, su hacienda y su codicia, hablando de que lo que tienen es bendición de Dios, recompensa divina a sus esfuerzos. Pero la Biblia y Jesús mismo lanza palabras de condena contra estos necios acumuladores que pronto morirán dejándolo todo. “Lo que has almacenado, ¿para quién será?” Dice la Escritura. Más aún, relanzan palabras de condena a la acumulación desmedida de bienes culpando al sobrante de los ricos de la escasez del pobre. ¡Terrible acusación de la que se suele pasar de largo acallando conciencias!

Los poderosos de la tierra son capaces de hacer rituales y cultos mientras consideran a tantos empobrecidos del sistema mundo como si fueran malditos de Dios, un residuo humano que no merece la pena, excluidos del sistema, sobrante humano al que se le da la espalda cayendo en el pecado de omisión de la ayuda. Miran a Dios incapaces de mirar al prójimo. La mirada de Jesús es diferente: Ve la situación como algo injusto, producto de la opresión del hombre contra el hombre y lanza unos ayes dolorosos contra estos ricos acumuladores. ¡Cuántos ayes hay en la Biblia en torno a este tema al que no queremos mirar, de los que apartamos nuestra mirada y nuestros oídos! Sin embargo la mirada de Dios está cerca, muy cerca de los  excluidos del sistema.

Terrible mirada la de los políticos, la del mundo, la de la mayoría de las personas integradas en este sistema mundo. Es una mirada que falsea toda la realidad. En este falseamiento, son capaces de mirar la riqueza como prestigio, valora a los fuertes y poderosos del sistema, sean políticos o religiosos como los triunfadores a los que  hay que rendir pleitesía y ofrecerle los primeros lugares. Sin embargo Jesús mira diferente e incluso llega a decir como uno de los valores del Reino que “muchos últimos serán primeros.”

Muchos ricos y poderosos miran la vida a estilo Epulón, desde los banquetes y las fiestas, el derrochar y el consumir sin límites. Su mirada está viciada por el lujo y la codicia. Miradas falsas e inhumanas que Jesús rechaza y pone a los Lázaros del mundo en el mismísimo seno de Abraham  mirándoles con mirada justa, compasiva y rehabilitadora. No es mirada política. Es mirada de Dios que lo abarca todo, desde la denuncia a la búsqueda de Justicia, desde la misericordia hasta el amor que desea transformar la realidad. Fijémonos en su mirada e intentemos emularla, seguirla.

¿Qué mirada prefieres? ¿Qué mirada queremos imitar? ¿Qué mirada queremos tener? Sin duda que la respuesta sería seguir la mirada de Jesús que nos compromete con el mundo, con los sufrientes de la tierra pero que nos hace seguidores del Maestro, colaboradores suyos, auténticos cristianos. ¿A qué mirada seguirás? Sin duda alguna que puestos a elegir, debemos quedarnos del lado de Jesús, atraídos por su mirada. Elijamos hoy qué tipo de mirada queremos tener. Quizás mañana sea demasiado tarde y de nada nos valdrá ningún cumplimiento de ritual. Dios habrá cerrado sus oídos ante estos ritos impregnados de insolidaridad y que miraron para otro lado desprendiéndose de las características de la mirada del Maestro.

Autor: Juan Simarro.

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